domingo, 31 de octubre de 2010

ARGENTINA Publican Conferencia de Michel Foucalt: Cuerpo Utópico Página 12

En esta conferencia de Foucault –que acaba de publicarse en castellano–, el cuerpo es primero “lo contrario de una utopía”, lugar “absoluto”, “despiadado”, al que se confronta la utopía del alma. Pero finalmente el cuerpo, “visible e invisible”, “penetrable y opaco”, resulta ser “el actor principal de toda utopía” y sólo calla ante el espejo, ante el cadáver o ante el amor.



 Por Michel Foucault *


Apenas abro los ojos, ya no puedo escapar a ese lugar que Proust, dulcemente, ansiosamente, viene a ocupar una vez más en cada despertar1. No es que me clave en el lugar –porque después de todo puedo no sólo moverme y removerme, sino que puedo moverlo a él, removerlo, cambiarlo de lugar–, sino que hay un problema: no puedo desplazarme sin él; no puedo dejarlo allí donde está para irme yo a otra parte. Puedo ir hasta el fin del mundo, puedo esconderme, de mañana, bajo mis mantas, hacerme tan pequeño como pueda, puedo dejarme fundir al sol sobre la playa, pero siempre estará allí donde yo estoy. El está aquí, irreparablemente, nunca en otra parte. Mi cuerpo es lo contrario de una utopía, es lo que nunca está bajo otro cielo, es el lugar absoluto, el pequeño fragmento de espacio con el cual, en sentido estricto, yo me corporizo.


Mi cuerpo, topía despiadada. ¿Y si, por fortuna, yo viviera con él en una suerte de familiaridad gastada, como con una sombra, como con esas cosas de todos los días que finalmente he dejado de ver y que la vida pasó a segundo plano, como esas chimeneas, esos techos que se amontonan cada tarde ante mi ventana? Pero todas las mañanas, la misma herida; bajo mis ojos se dibuja la inevitable imagen que impone el espejo: cara delgada, hombros arqueados, mirada miope, ausencia de pelo, nada lindo, en verdad. Y es en esta fea cáscara de mi cabeza, en esta jaula que no me gusta, en la que tendré que mostrarme y pasearme; a través de esta celosía tendré que hablar, mirar, ser mirado; bajo esta piel tendré que reventar. Mi cuerpo es el lugar irremediable al que estoy condenado. Después de todo, creo que es contra él y como para borrarlo por lo que se hicieron nacer todas esas utopías. El prestigio de la utopía, la belleza, la maravilla de la utopía, ¿a qué se deben? La utopía es un lugar fuera de todos los lugares, pero es un lugar donde tendré un cuerpo sin cuerpo, un cuerpo que será bello, límpido, transparente, luminoso, veloz, colosal en su potencia, infinito en su duración, desligado, invisible, protegido, siempre transfigurado; y es bien posible que la utopía primera, aquella que es la más inextirpable en el corazón de los hombres, sea precisamente la utopía de un cuerpo incorpóreo. El país de las hadas, el país de los duendes, de los genios, de los magos, y bien, es el país donde los cuerpos se transportan tan rápido como la luz, es el país donde las heridas se curan con un bálsamo maravilloso en el tiempo de un rayo, es el país donde uno puede caer de una montaña y levantarse vivo, es el país donde se es visible cuando se quiere, invisible cuando se lo desea. Si hay un país mágico es realmente para que en él yo sea un príncipe encantado y todos los lindos lechuguinos se vuelvan peludos y feos como osos.


Pero hay también una utopía que está hecha para borrar los cuerpos. Esa utopía es el país de los muertos, son las grandes ciudades utópicas que nos dejó la civilización egipcia. Después de todo, las momias, ¿qué son? Es la utopía del cuerpo negado y transfigurado. La momia es el gran cuerpo utópico que persiste a través del tiempo. También existieron las máscaras de oro que la civilización micénica ponía sobre las caras de los reyes difuntos: utopía de sus cuerpos gloriosos, poderosos, solares, terror de los ejércitos. Existieron las pinturas y las esculturas de las tumbas; los yacientes, que desde la Edad Media prolongan en la inmovilidad una juventud que ya no tendrá fin. Existen ahora, en nuestros días, esos simples cubos de mármol, cuerpos geometrizados por la piedra, figuras regulares y blancas sobre el gran cuadro negro de los cementerios. Y en esa ciudad de utopía de los muertos, hete aquí que mi cuerpo se vuelve sólido como una cosa, eterno como un dios.


Pero tal vez la más obstinada, la más poderosa de esas utopías por las cuales borramos la triste topología del cuerpo nos la suministra el gran mito del alma, desde el fondo de la historia occidental. El alma funciona en mi cuerpo de una manera muy maravillosa. En él se aloja, por supuesto, pero bien que sabe escaparse de él: se escapa para ver las cosas, a través de las ventanas de mis ojos, se escapa para soñar cuando duermo, para sobrevivir cuando muero. Mi alma es bella, es pura, es blanca; y si mi cuerpo barroso –en todo caso no muy limpio– viene a ensuciarla, seguro que habrá una virtud, seguro que habrá un poder, seguro que habrá mil gestos sagrados que la restablecerán en su pureza primigenia. Mi alma durará largo tiempo, y más que largo tiempo, cuando mi viejo cuerpo vaya a pudrirse. ¡Viva mi alma! Es mi cuerpo luminoso, purificado, virtuoso, ágil, móvil, tibio, fresco; es mi cuerpo liso, castrado, redondeado como una burbuja de jabón.


Y hete aquí que mi cuerpo, por la virtud de todas esas utopías, ha desaparecido. Ha desaparecido como la llama de una vela que alguien sopla. El alma, las tumbas, los genios y las hadas se apropiaron por la fuerza de él, lo hicieron desaparecer en un abrir y cerrar de ojos, soplaron sobre su pesadez, sobre su fealdad, y me lo restituyeron resplandeciente y perpetuo.


Pero mi cuerpo, a decir verdad, no se deja someter con tanta facilidad. Después de todo, él mismo tiene sus recursos propios de lo fantástico; también él posee lugares sin lugar y lugares más profundos, más obstinados todavía que el alma, que la tumba, que el encanto de los magos. Tiene sus bodegas y sus desvanes, tiene sus estadías oscuras, sus playas luminosas. Mi cabeza, por ejemplo, mi cabeza: qué extraña caverna abierta sobre el mundo exterior por dos ventanas, dos aberturas, bien seguro estoy de eso, puesto que las veo en el espejo; y además, puedo cerrar una u otra por separado. Y sin embargo no hay más que una sola de esas aberturas, porque delante de mí no veo más que un solo paisaje, continuo, sin tabiques ni cortes. Y en esa cabeza, ¿cómo ocurren las cosas? Y bien, las cosas vienen a alojarse en ella. Entran allí –y de eso estoy muy seguro, de que las cosas entran en mi cabeza cuando miro, porque el sol, cuando es demasiado fuerte y me deslumbra, va a desgarrar hasta el fondo de mi cerebro–, y sin embargo esas cosas que entran en mi cabeza siguen estando realmente en el exterior, puesto que las veo delante de mí y, para alcanzarlas, a mi vez debo avanzar.


Cuerpo incomprensible, cuerpo penetrable y opaco, cuerpo abierto y cerrado: cuerpo utópico. Cuerpo absolutamente visible, en un sentido: muy bien sé lo que es ser mirado por algún otro de la cabeza a los pies, sé lo que es ser espiado por detrás, vigilado por encima del hombro, sorprendido cuando menos me lo espero, sé lo que es estar desnudo; sin embargo, ese mismo cuerpo que es tan visible, es retirado, es captado por una suerte de invisibilidad de la que jamás puedo separarlo. Ese cráneo, ese detrás de mi cráneo que puedo tantear, allí, con mis dedos, pero jamás ver; esa espalda, que siento apoyada contra el empuje del colchón sobre el diván, cuando estoy acostado, pero que sólo sorprenderé mediante la astucia de un espejo; y qué es ese hombro, cuyos movimientos y posiciones conozco con precisión pero que jamás podré ver sin retorcerme espantosamente. El cuerpo, fantasma que no aparece sino en el espejismo de los espejos y, todavía, de una manera fragmentaria. ¿Acaso realmente necesito a los genios y a las hadas, y a la muerte y al alma, para ser a la vez indisociablemente visible e invisible? Y además ese cuerpo es ligero, es transparente, es imponderable; nada es menos cosa que él: corre, actúa, vive, desea, se deja atravesar sin resistencia por todas mis intenciones. Sí. Pero hasta el día en que siento dolor, en que se profundiza la caverna de mi vientre, en que se bloquean, en que se atascan, en que se llenan de estopa mi pecho y mi garganta. Hasta el día en que se estrella en el fondo de mi boca el dolor de muelas. Entonces, entonces ahí dejo de ser ligero, imponderable, etc.; me vuelvo cosa, arquitectura fantástica y arruinada.


No, realmente, no se necesita sortilegio ni magia, no se necesita un alma ni una muerte para que sea a la vez opaco y transparente, visible e invisible, vida y cosa; para que sea utopía basta que sea un cuerpo. Todas esas utopías por las cuales esquivaba mi cuerpo, simplemente tenían su modelo y su punto primero de aplicación, tenían su lugar de origen en mi propio cuerpo. Estaba muy equivocado hace un rato al decir que las utopías estaban vueltas contra el cuerpo y destinadas a borrarlo: ellas nacieron del propio cuerpo y tal vez luego se volvieron contra él.


En todo caso, una cosa es segura, y es que el cuerpo humano es el actor principal de todas las utopías. Después de todo, una de las más viejas utopías que los hombres se contaron a ellos mismos, ¿no es el sueño de cuerpos inmensos, desmesurados, que devorarían el espacio y dominarían el mundo? Es la vieja utopía de los gigantes, que se encuentra en el corazón de tantas leyendas, en Europa, en Africa, en Oceanía, en Asia; esa vieja leyenda que durante tanto tiempo alimentó la imaginación occidental, de Prometeo a Gulliver.


También el cuerpo es un gran actor utópico, cuando se trata de las máscaras, del maquillaje y del tatuaje. Enmascararse, maquillarse, tatuarse, no es exactamente, como uno podría imaginárselo, adquirir otro cuerpo, simplemente un poco más bello, mejor decorado, más fácilmente reconocible; tatuarse, maquillarse, enmascararse, es sin duda algo muy distinto, es hacer entrar al cuerpo en comunicación con poderes secretos y fuerzas invisibles. La máscara, el signo tatuado, el afeite depositan sobre el cuerpo todo un lenguaje: todo un lenguaje enigmático, todo un lenguaje cifrado, secreto, sagrado, que llama sobre ese mismo cuerpo la violencia del dios, el poder sordo de lo sagrado o la vivacidad del deseo. La máscara, el tatuaje, el afeite colocan al cuerpo en otro espacio, lo hacen entrar en un lugar que no tiene lugar directamente en el mundo, hacen de ese cuerpo un fragmento de espacio imaginario que va a comunicar con el universo de las divinidades o con el universo del otro. Uno será poseído por los dioses o por la persona que uno acaba de seducir. En todo caso la máscara, el tatuaje, el afeite son operaciones por las cuales el cuerpo es arrancado a su espacio propio y proyectado a otro espacio.


Escuchen, por ejemplo, este cuento japonés y la manera en que un tatuador hace pasar a un universo que no es el nuestro el cuerpo de la joven que él desea:

“El sol disparaba sus rayos sobre el río e incendiaba el cuarto de las siete esteras. Sus rayos reflejados sobre la superficie del agua formaban un dibujo de olas doradas sobre el papel de los biombos y sobre la cara de la joven profundamente dormida. Seikichi, tras haber corrido los tabiques, tomó entre sus manos sus herramientas de tatuaje. Durante algunos instantes permaneció sumido en una suerte de éxtasis. Precisamente ahora saboreaba plenamente la extraña belleza de la joven. Le parecía que podía permanecer sentado ante ese rostro inmóvil durante decenas y centenas de años sin jamás experimentar ni fatiga ni aburrimiento. Así como el pueblo de Menfis embellecía antaño la tierra magnífica de Egipto de pirámides y de esfinges, así Seikichi con todo su amor quiso embellecer con su dibujo la piel fresca de la joven. Le aplicó de inmediato la punta de sus pinceles de color sostenidos entre el pulgar, el anular y el dedo pequeño de la mano izquierda, y a medida que las líneas eran dibujadas, las pinchaba con su aguja sostenida en la mano derecha”.


Y si se piensa que la vestimenta sagrada, o profana, religiosa o civil hace entrar al individuo en el espacio cerrado de lo religioso o en la red invisible de la sociedad, entonces se ve que todo cuanto toca al cuerpo –-dibujo, color, diadema, tiara, vestimenta, uniforme–, todo eso hace alcanzar su pleno desarrollo, bajo una forma sensible y abigarrada, las utopías selladas en el cuerpo.


Pero acaso habría que descender una vez más por debajo de la vestimenta, acaso habría que alcanzar la misma carne, y entonces se vería que en algunos casos, en su punto límite, es el propio cuerpo el que vuelve contra sí su poder utópico y hace entrar todo el espacio de lo religioso y lo sagrado, todo el espacio del otro mundo, todo el espacio del contramundo, en el interior mismo del espacio que le está reservado. Entonces, el cuerpo, en su materialidad, en su carne, sería como el producto de sus propias fantasías. Después de todo, ¿acaso el cuerpo del bailarín no es justamente un cuerpo dilatado según todo un espacio que le es interior y exterior a la vez? Y también los drogados, y los poseídos; los poseídos, cuyo cuerpo se vuelve infierno; los estigmatizados, cuyo cuerpo se vuelve sufrimiento, redención y salvación, sangrante paraíso.


Realmente era necio, hace un rato, de creer que el cuerpo nunca estaba en otra parte, que era un aquí irremediable y que se oponía a toda utopía.


Mi cuerpo, de hecho, está siempre en otra parte, está ligado a todas las otras partes del mundo, y a decir verdad está en otra parte que en el mundo. Porque es a su alrededor donde están dispuestas las cosas, es con respecto a él –y con respecto a él como con respecto a un soberano– como hay un encima, un debajo, una derecha, una izquierda, un adelante, un atrás, un cercano, un lejano. El cuerpo es el punto cero del mundo, allí donde los caminos y los espacios vienen a cruzarse, el cuerpo no está en ninguna parte: en el corazón del mundo es ese pequeño núcleo utópico a partir del cual sueño, hablo, expreso, imagino, percibo las cosas en su lugar y también las niego por el poder indefinido de las utopías que imagino. Mi cuerpo es como la Ciudad del Sol, no tiene un lugar pero de él salen e irradian todos los lugares posibles, reales o utópicos.


Después de todo, los niños tardan mucho tiempo en saber que tienen un cuerpo. Durante meses, durante más de un año, no tienen más que un cuerpo disperso, miembros, cavidades, orificios, y todo esto no se organiza, todo esto no se corporiza literalmente sino en la imagen del espejo. De una manera más extraña todavía, los griegos de Homero no tenían una palabra para designar la unidad del cuerpo. Por paradójico que sea, delante de Troya, bajo los muros defendidos por Héctor y sus compañeros, no había cuerpo, había brazos alzados, había pechos valerosos, había piernas ágiles, había cascos brillantes por encima de las cabezas: no había un cuerpo. La palabra griega que significa cuerpo no aparece en Homero sino para designar el cadáver. Es ese cadáver, por consiguiente, es el cadáver y es el espejo quienes nos enseñan (en fin, quienes enseñaron a los griegos y quienes enseñan ahora a los niños) que tenemos un cuerpo, que ese cuerpo tiene una forma, que esa forma tiene un contorno, que en ese contorno hay un espesor, un peso, en una palabra, que el cuerpo ocupa un lugar. Es el espejo y es el cadáver los que asignan un espacio a la experiencia profunda y originariamente utópica del cuerpo; es el espejo y es el cadáver los que hacen callar y apaciguan y cierran sobre un cierre –-que ahora está para nosotros sellado– esa gran rabia utópica que hace trizas y volatiliza a cada instante nuestro cuerpo. Es gracias a ellos, es gracias al espejo y al cadáver por lo que nuestro cuerpo no es lisa y llana utopía. Si se piensa, empero, que la imagen del espejo está alojada para nosotros en un espacio inaccesible, y que jamás podremos estar allí donde estará nuestro cadáver, si se piensa que el espejo y el cadáver están ellos mismos en un invencible otra parte, entonces se descubre que sólo unas utopías pueden encerrarse sobre ellas mismas y ocultar un instante la utopía profunda y soberana de nuestro cuerpo.


Tal vez habría que decir también que hacer el amor es sentir su cuerpo que se cierra sobre sí, es finalmente existir fuera de toda utopía, con toda su densidad, entre las manos del otro. Bajo los dedos del otro que te recorren, todas las partes invisibles de tu cuerpo se ponen a existir, contra los labios del otro los tuyos se vuelven sensibles, delante de sus ojos semicerrados tu cara adquiere una certidumbre, hay una mirada finalmente para ver tus párpados cerrados. También el amor, como el espejo y como la muerte, apacigua la utopía de tu cuerpo, la hace callar, la calma, y la encierra como en una caja, la clausura y la sella. Por eso es un pariente tan próximo de la ilusión del espejo y de la amenaza de la muerte; y si a pesar de esas dos figuras peligrosas que lo rodean a uno le gusta tanto hacer el amor es porque, en el amor, el cuerpo está aquí.


1 La recuperación del cuerpo en el proceso del despertar es un tema recurrente en la obra de Marcel Proust. (N. de la R.)

* La conferencia “El cuerpo utópico”, de 1966, integra el libro El cuerpo utópico. Las heterotopías, de reciente aparición (ed. Nueva Visión).


viernes, 29 de octubre de 2010

Cáncer de mama, un asesino silente en América Latina BBC MUNDO


Patricia Luna
BBC Mundo


Las siluetas en negro representan una de cada nueve mujeres que serán diagnosticadas de cáncer de mama en el mundo.


El cáncer es la segunda causa de muerte en América Latina. Y el de mama es el tumor que más vidas se cobra entre las mujeres latinoamericanas, según cifras de la Organización Panamericana de Salud (OPS).


Pero los expertos afirman que todavía no recibe la atención que merece en la región, lo cual he llavado a varias organizaciones no gubernamentales a efectuar una campaña de concientización durante todo el mes de octubre.


Se calcula que este año habrá en América Latina un estimado de 150.000 nuevos casos y más de 37.000 muertes.


"En América Latina hay un índice de 40 casos de cáncer de mama por cada 100.000 personas y uno de muerte de 12 por cada 100.000. Si lo comparamos con Estados Unidos y Canadá (...) vemos que el índice de muertos casi dobla el de otros países", explica a BBC Mundo Silvana Luciani, investigadora de la OPS.


No hay cifras oficiales, pero organizaciones no gubernamentales estiman que entre 60 y 70% de las mujeres en América Latina descubrieron demasiado tarde que padecían de cáncer de mama.


La enfermedad registra un 98% de supervivencia si se detecta en el estadio 1, y entre 85% y 86% de supervivencia en el estadio 2, pero sólo un 30% cuando se identifica en los estadios 3 y 4. Esta sería una de las grandes causas que hace que la enfermedad se cobre más vidas en la región que en otros lugares del mundo.


Cambió desde 2006


Este octubre se celebra en todo el mundo el mes de concientización de la lucha contra el cáncer de mama.


El cáncer de mama superó, en 2006, en mortalidad a cánceres tradicionalmente más letales, como el de cérvix.


Según datos publicados en la revista científica Reproductive Health Matters sólo un 10% de las mexicanas detectaron ese mismo año la dolencia en la fase 1.


"El cáncer de mama supone un desafío porque ha avanzado de forma muy rápida y muy silenciosa, no la vimos llegar pero se cobra muchas vidas", afirma a BBC Mundo Felicia Knaul, investigadora del Instituto Carso de la Salud y Fundación Mexicana para la Salud, sobreviviente de la enfermedad y Directora de la ONG para la concientización "Tomátelo a pecho".


Para muchos especialistas en el área, el cáncer es una condición que afecta cada vez más a los llamados países de ingresos medios y una consecuencia del progreso, los procesos demográficos y epidemiológicos sufridos por la región


Cada vez hay menos mujeres que se mueren en el momento del parto o por enfermedades contagiosas, pero estamos enfrentando cada vez más las enfermedades crónicas y no transmisibles y el cáncer de mama es una de las principales


Felicia Knaul, investigadora del Instituto Carso de la Salud y Fundación Mexicana para la Salud

"Cada vez hay menos mujeres que se mueren en el momento del parto o por enfermedades contagiosas, pero estamos enfrentando cada vez más las enfermedades crónicas y no transmisibles y el cáncer de mama es una de las principales", explica Knaul.


"Cuando empezamos a mirar más de cerca, en los países del cono Sur como Brasil, Argentina o Chile, que tienen unos ingresos más altos, se produce una mayor incidencia de esta cáncer de mama que en países como Centro América, donde los indices de cáncer de mama son menores y el de cervix es mayor. Hay una gran relación entre los factores socio económicos y el impacto del cáncer", puntualiza Luciani.


Factores de riesgo


En el caso del cáncer de pecho no hay un factor o causa que explique la enfermedad, como ocurre con el cáncer de pulmón y el tabaco. Pero si hay factores de riesgo. La creciente obesidad, la comida, factores ambientales y, sobre todo, el retraso de la edad reproductiva de la mujer y la falta de lactancia, que han sido factores tradicionalmente protectores para la mujer.


Pero los expertos señalan que la incidencia de la enfermedad en la región tiene que ver con una falta de conciencia por parte del público, de acceso a sistemas de detención precoz y la falta de políticas gubernamentales.


"La no aplicación generalizada de aplicación de la mamografía a partir de los 40 años, la falta de formación del médico a la hora de realizar una buena exploración que pueda detectar la enfermedad, el que no se perciba la enfermedad como un problema para las mujeres de bajos ingresos o que en muchos países la mamografía sea costeada por el paciente son algunos de los problemas que estamos detectando a la hora de luchar contra esta enfermedad", explica Knaul.


No sólo la Casa Blanca también la pirámide maya mexicana de Chichen Itza se tiñó de rosa para recordad la enfermedad.


"En México se ha hecho por ejemplo una gran inversión en mamografías pero no tienen técnicos para que las lean. En países como Chile o Uruguay los sistemas de detección son mejores que en otros países, pero otros lugares están lejos de tener buenos sistemas de prevención y detección en marcha", explica en conversación con BBC Mundo Eduardo Cazap, presidente de la Sociedad Latinoamericana y del Caribe de Oncología Médica.


Aunque Cazap señala, con acierto, una de las grandes constantes en la región: la imposibilidad de hacer generalizaciones.


"El cuadro de Latinoamérica es variable. La incidencia no es la misma en Argentina capital que en el norte del país y no resulta igual las grandes ciudades que las pequeñas poblaciones. Hay países muy diferentes, no es lo mismo Haití que Costa Rica. Hay diferente capacidad de acceso a tratamientos y diferentes realidades socioculturales".


Una diferencia que habría que tenerse muy en cuenta a la hora de hacer campañas de concientización para vencer el estigma que aún tiene la población.


"Una cosa es educar a una población en Sao Paulo y otra en medio de la selva peruana, o en zonas alejadas del Caribe o en la Patagonia argentina. Es un problemas de que las campañas educativas lleguen a toda la población de una forma eficaz y a todos los estratos sociales y eso es difícil", asegura el investigador.


Falta de datos


Y más allá de todos también hay problemas estructurales: la falta de datos verificables.


Muchas de las estadísticas no son certeras. No todos los países tienen registros. No hay obligatoriedad de registrar el cáncer, pero sí hay obligación de registrar las defunciones
Eduardo Cazap, presidente de la Sociedad Latinoamericana y del Caribe de Oncología Médica.
"Muchas de las estadísticas no son certeras. No todos los países tienen registros. No hay obligatoriedad de registrar el cáncer, pero sí hay obligación de registrar las defunciones", dice Cazap.


Hay países donde no existe ningún registro de cáncer oficial. Los datos son sacados por extrapolación de regiones vecinas.


"Y a veces el certificado está incorrectamente completado. Le ponen paro cardíaco pero la señora falleció de cáncer", explica Cazap.


Para el investigador el registro poblacional debería ser obligatorio y sólo puede hacerse a nivel gubernamental, modificando las leyes.


"Los datos ayudan a establecer el diagnóstico. Usted no puede construir una casa sin tener los planos o la evaluación financiera sin los números, para el cáncer es lo mismo. Si no sabemos cuáles son los cánceres prevalentes, en qué regiones, cuáles son las edades, lo que sólo conocemos de forma fragmentaria, no podemos luchar realmente con la enfermedad".


EL SALVADOR ONU pide a El Salvador eliminar penalización absoluta del aborto y derogar Ley de Amnistía EL FARO.NET

El Comité de Derechos Humanos de la ONU pidió que se modifiquen las disposiciones del Código Penal que criminalizan el aborto en todas sus formas y pidió, además, que se derogue -o enmiende- la Ley de Amnistía y que el Estado impulse "activamente" investigaciones sobre las violaciones a los derechos humanos documentadas por la Comisión de la Verdad.

Daniel Valencia
elfaro.net / Publicado el 28 de octubre de 2010


El Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas pidió este jueves a El Salvador que despenalice el aborto y que deje de perseguir judicialmente a las mujeres que interrumpen su embarazo.


"El Salvador debe tomar medidas para impedir que las mujeres que acuden a los hospitales públicos sean denunciadas por el personal médico o administrativo por el delito de aborto. Asimismo, en tanto no se revise la legislación en vigor, el Estado debe suspender la incriminación en contra de las mujeres por el delito de aborto", reza el texto del Comité.


Actualmente, el Código Penal salvadoreño castiga con penas de entre 2 y 8 años "a aquel que provocare un aborto con el consentimiento de la mujer o la mujer que provocare su propio aborto o consintiere que otra persona se lo practicare".


En teoría, en El Salvador no se puede hacer ningún tipo de aborto, ni siquiera el terapéutico o uno en el que se aleguen razones éticas, como en los embarazos producto de violación. Incluso hay casos en los que una mujer que alega haber sufrido un aborto espontáneo es procesada por las autoridades.


La Asamblea Legislativa reformó en 1997 la Constitución de la República, para establecer que se entiende la existencia de un ser humano desde el momento de la concepción.


Para el organismo, que vigila el cumplimiento del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, El Salvador debe adaptar su legislación a dicha norma internacional en lo referente a la interrupción voluntaria del embarazo, ya que, por ejemplo, se viola la presunción de inocencia al considerar delito cualquier tipo de aborto.


La resolución del Comité ocurre dos meses después de que el presidente Mauricio Funes declarara públicamente que la promoción de la despenalización del aborto no es un tema que estuviera en su agenda gubernamental. “Yo no he dado ninguna orden para la revisión de dicha ley. La Asamblea debe revisar las leyes”, dijo Funes el 25 de agosto pasado, desacreditando la posición que la directora del Instituto de la Mujer (Isdemu), Julia Evelyn Martínez, quien expresó el compromiso de El Salvador por revisar dicha legislación en el Consenso de Brasilia, celebrado en julio de este año.


El pleito en el gobierno de Funes por la declaración desautorizada de la directora del Isdemu levantó un debate entre las organizaciones conservadoras, apoyadas por la iglesia católica, que defienden la penalización absoluta del aborto, y las organizaciones feministas que exigen una revisión de la normativa. En la Asamblea Legislativa, sin embargo, ningún partido político exigió nada al respecto, pese a la controversia. El último suceso referido al tema en el parlamento ocurrió en las vísperas de las elecciones presidenciales, cuando la Fundación Sí a la Vida (en contra del aborto) consiguió que todos los partidos políticos, incluidos los diputados del FMLN y el actual vicepresidente, Salvador Sánchez Cerén, firmaran un libro en el que se plasmaba un "compromiso por la vida".


Siempre en temas relativos a la integridad de las mujeres, el Comité denunció "la persistencia de estereotipos y prejuicios sobre el rol de la mujer en la sociedad", que permite que, en la práctica, se registren altos niveles de violencia física y sexual contra las mujeres.


"El Estado debe investigar con todos los medios a su alcance los hechos de violencia contra la mujer, y especialmente esclarecer los casos de asesinatos de mujeres, identificando a los responsables, enjuiciándoles e imponiéndoles sanciones apropiadas", plantea la resolución.


Contra Ley de Amnistía


En la resolución del Comité de Derechos Humanos también hay un apartado que recomienda al Estado derogar o enmendar la ley de Amnistía para que se investiguen los crímenes cometidos durante la guerra civil (1980-1992), como el homicidio de monseñor Óscar Arnulfo Romero.


"El Comité reitera su recomendación en el sentido de que se derogue la ley de Amnistía o se la enmiende para hacerla plenamente compatible con las disposiciones del Pacto. El Estado debe impulsar activamente las investigaciones sobre todas las violaciones de los derechos humanos documentadas por la Comisión de la Verdad, entre los cuales se destaca el asesinato de monseñor Oscar Romero", dijo el comité, que dio una conferencia de prensa en Ginebra.


El Salvador ha desatendido reiteradamente las recomendaciones similares que ha emitido la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que considera que el Estado ha violado el derecho a la justicia y ha promovido la impunidad al mantener la vigencia de la Ley de Amnistía de 1993.


La ONU, además, pidió una revisión referente a las detenciones provisionales, que bajo la autoridad policial pueden extenderse hasta 72 horas, más otros tres días por decisión judicial.


"El Estado debe revisar la legislación relativa a la detención provisional para hacerla compatible con las disposiciones del Pacto, para asegurar que dicha detención no exceda las 48 horas", reza el texto.


Asimismo, el Comité se mostró "preocupado" por el hecho de que la prisión preventiva pueda extenderse bajo ciertas circunstancias hasta 24 meses.


Según la resolución, El Salvador deberá proporcionar información pertinente sobre la aplicación de las recomendaciones en el plazo máximo de un año.





jueves, 28 de octubre de 2010

EL SALVADOR Misa de conmemoración 30 años del asesinato del Rector Mártir Ing. Félix Ulloa

Consultoría sobre Derechos de la Mujer CIDH

Consultor/a
Relatoría de los Derechos de la Mujer
Solicitud de Hojas de Vida


La Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (“CIDH”) está en la búsqueda de un/a abogado/a que trabaje como consultor/a temporero/a para la Relatoría Sobre los Derechos de la Mujer (“Relatoría”) en la ejecución de un proyecto conjunto entre la CIDH y el UNFPA en América Central, especialmente enfocado en el acceso a la justicia y la violencia sexual contra las mujeres en El Salvador, Guatemala, Nicaragua y Honduras.


La Relatoría Especial de la CIDH sobre los Derechos de la Mujer ofrece atención específica a la CIDH en materia de derechos humanos y asuntos de género.  Desde su creación en el 1994, la Relatoría ha apoyado el trabajo de la CIDH en la esfera de los derechos de la mujer a través de la publicación de estudios temáticos, el desarrollo de nueva jurisprudencia dentro del sistema de casos individuales, y en la investigación de distintos temas que afectan a los derechos de la mujer en países específicos de la región, a través de visitas a los países y la elaboración de informes de país.


Fecha de Publicación :        28 de octubre de 2010

Fecha de cierre           :         28 de noviembre de 2010

Fecha de inicio            :        6 de diciembre de 2010

Duración                       :        Contratación mensual hasta por un año

Honorarios                   :        $5,000 por mes

Lugar                             :        Mesoamérica


La Comisión Interamericana solo considerará solicitudes presentadas antes de la fecha de cierre, que contengan documentos adjuntos y que cumplan con los requisitos incluidos en esta convocatoria

Documentos:

1.            Una hoja de vida actualizada, una copia del diploma de derecho y de diplomas y otros grados académicos, certificados, y otros que demuestren que los requisitos establecidos en esta convocatoria relacionados con educación y experiencia han sido cumplidos.

2.            Trabajos escritos sin editar en español y en inglés.

3.            Una lista de referencias con información de contacto.

4.           Sujeto a discreción de la CIDH, se solicitará a los candidatos con las mejores calificaciones el responder a preguntas adicionales.


Los documentos deben ser enviados por correo electrónico a la siguiente dirección:

cidhoea@oas.org.  En la línea de sujeto, por favor indicar CIDH/CPR/01/06.

Productos esperados durante los dos primeros meses de contratación:

1.      Preparación de un cronograma de ejecución de actividades.

2.      Preparación y circulación de un cuestionario especializado a los Estados Miembros de la OEA, organizaciones de la sociedad civil, agencias internacionales y expertos sobre el tema del proyecto.

3.      Sistematización de información y documentación existente sobre el problema de la violencia sexual y el acceso a la justicia de las mujeres en América Central.

Otros productos/actividades/resultados del proyecto de extenderse la contratación:

4.      Viajes de coordinación a la sede de la CIDH en Washington, DC y a oficinas de UNFPA.

5.      Organización de un seminario subregional con representación de varios sectores de países de América Central incluyendo el gobierno, la sociedad civil, agencias internacionales, el sector académico y diversos expertos en el tema.

6.      Elaboración de un informe temático centrado en la situación de las mujeres víctimas de violencia sexual en los países de América Central (con especial énfasis en Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua) que ofrezca un diagnóstico sobre los mayores logros y desafíos en la respuesta de la administración de justicia, y sus distintas instancias, a las denuncias y casos de violencia sexual, y apoyar el proceso de aprobación, publicación y difusión de dicho informe en el marco de los procesos de la CIDH.

7.      Organización de la presentación del informe temático en Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua, con la representación de diversos sectores a nivel nacional, incluyendo el gobierno, la sociedad civil, agencias internacionales, el sector académico, y diversos expertos en el tema.

Requisitos Mínimos:

1.      Un diploma de derecho de una universidad reconocida.

2.      Cinco años de experiencia práctica en el campo de los derechos humanos y género, preferiblemente en temas relacionados a la protección de los derechos de las mujeres en América Central.

3.      Experiencia práctica trabajando con distintos sectores – organizaciones internacionales, organizaciones de la sociedad civil, entidades estatales y el sector académico, entre otros.  

4.      Familiaridad con el derecho internacional de los derechos humanos y el derecho doméstico de los Estados Miembros de la OEA.  Conocimiento de los mecanismos de la protección internacional de los derechos humanos.

5.      Fluidez completa en Español y en Inglés.

6.      Excelente capacidad de comunicación, por la vía oral y escrita.  Habilidad de comunicarse con personas de todos los niveles sociales y educativos.

7.      Capacidad de trabajar independientemente y con supervisión limitada, en situaciones que requieren trabajo de equipo y para producir resultados de acuerdo a plazos.


ARGENTINA Misoginia y Poder Página 12

A propósito de la muerte del Ex Presidente Néstor Kirchner



Misoginia y Poder

Por Mariana Carbajal


La cultura patriarcal y la misoginia no respetan duelo ni dolor ajeno. Se filtran por los poros sin disimulo. Peor aún, sin pudor ni freno. Ayer, varios editorialistas políticos hicieron gala de esa marca en sus columnas al empezar a introducir la idea de que la gobernabilidad está en riesgo, porque la presidenta Cristina Fernández no podrá conducir el país por su condición de mujer dependiente de las decisiones de su esposo, Néstor, ahora muerto.


Desde que llegó a la presidencia, Cristina Fernández fue blanco de críticas por su condición de mujer. Distintas voces y plumas buscaron descalificarla poniendo el foco en sus gustos por la buena pilcha y en su cuidado por la estética facial y corporal, aunque fueran rasgos que la caracterizan desde su juventud. La tildaron de gritona y mandona, dos adjetivos que refuerzan los estereotipos femeninos. Su incuestionable inteligencia y su brillante oratoria siempre quedaron, para algunos editorialistas, en segundo o tercer plano. O directamente invisibilizados.


“No se hizo esperar la misoginia rapaz, empezó a manifestarse como quien se relame frente al dolor ajeno. Rosendo Fraga ya pretende cambiar la agenda del gobierno de Cristina Fernández, desconociendo la capacidad política de la máxima autoridad de Argentina”, escribió ayer por la tarde, en su portal Urbanas en Red, la periodista pampeana Mónica Molina. Se refería a la columna del analista político, publicada poco después del mediodía en el diario La Nación, donde trató la figura de CFK como la de una esposa sumisa, sin poder de decisión, haciendo gala de machismo explícito. En el mismo diario, Carlos Pagni la trató casi de incapaz, de dependiente emocional y títere político de su marido. “Ella fue hasta ahora un inusual primer ministro, capaz de dotar de discurso, imágenes y hasta de algún control de calidad a una construcción política y económica que siempre estuvo en manos de su marido. La pregunta que está abierta es de dónde extraerá ella ahora ese insumo esencial que le era entregado llave en mano”, fue la pintura que hizo Pagni.


En un portal de noticias mendocino el editorial político, sin firma, replicó la misma idea: “Se ha muerto el hombre fuerte del Gobierno. El que le decía a Cristina y los ministros qué hacer... Cristina es la presidenta desde hace tres años aunque no ejercita todo poder por sí misma”.


Varios comentarios escuchados a lo largo de la jornada de ayer retomaron el concepto: “¿Podrá Cristina realmente gobernar?”, “¿sabrá manejarse sin él, teniendo en cuenta al PJ y a la oposición?”, “¿qué puede pasar en el país?”,”esta situación me recuerda a Isabelita Perón...”.


La descalificación, sin dudas, apunta a obturar su posible reelección, a acicatearle el poder, a reflotar el criterio misógino de que ganó las elecciones por ser esposa “de” y que apenas era una figura decorativa con buena labia.


“La misoginia fue el primero y más antiguo de todos los racismos”, escribió el jurista internacional Ney Bensadón. Ayer, quedó en primer plano. Se podrá compartir, acompañar o rechazar la gestión de CFK. Pero no se puede permitir que se golpee la investidura presidencial por machismo y misoginia.

lunes, 25 de octubre de 2010

EL SALVADOR Abortar en El Salvador cuesta 50 años de prisión Género con Clase

Nueva Prensa de Guayana/Melissa Silva Franco (Tomado de Palabra de Mujer)

Centenares de mujeres sospechosas de abortar son perseguidas por el sistema de justicia de este país centroamericano y deben vivir el infierno de la cárcel, condenadas al olvido y enterradas en la miseria.


En el 2007, las autoridades registaron 6.500 abortos, de los cuales un casi 30% fueron de niñas entre 10 y 18 años de edad. Mientras que en el 2008, se atendieron 6,856 casos de abortos, entre espontáneos y sépticos. Hubo 29 muertes maternas


Para el Estado salvadoreño, Karina Climaco era una asesina. Sin más matices, los jueces ordenaron su traslado directo del hospital a la cárcel, donde debía pagar una condena de 30 años. La sospecha de haber inducido su aborto fue la primera causa por la que el sistema de justicia decidió privarla de libertad. Y es que en El Salvador, al igual que Nicaragua, Chile y República Dominicana, las leyes reconocen "como persona humana a todo ser humano desde el instante de la concepción" y atentar contra ella es un delito de homicidio.


La historia de Karina del Carmen Clímaco es un ejemplo de lo que ocurre a muchas mujeres jóvenes en países como El Salvador. Esta joven a pesar de haberse sometido a una esterilización en un hospital público, salió embarazada de su cuarto hijo. En la madrugada del 17 de enero de 2002, mientras el resto de su familia dormía, Karina sufrió fuertes dolores y se dirigió como pudo al baño, donde vivió un doloroso parto sin ayuda médica, ni de nadie, sufriendo una intensa hemorragia que le provocó que se desmayase.



De inmediato, su familia se enteró de lo sucedido, por lo que decidió llevarla al hospital más cercano para salvarle la vida, donde los doctores que la atendieron determinaron que se había provocado un aborto. Desde ese momento, Karina, de 22 años, pasó de ser una paciente a una sospechosa de aborto y luego de homicidio. Tuvieron que pasar 7 años, para que su caso se hiciera público, y despertara así la solidaridad de las mujeres organizadas de El Salvador y comenzaran a trabajar por su libertad. Un trabajo duro, pero que tras lograr su libertad, se sembró un precedente de gran importancia para las mujeres de este país.


"La mayoría son mujeres que viven en situación de pobreza. Si tienen una complicación en el momento del embarazo, no pueden acudir a un hospital privado. En las clínicas privadas, cuyo número se multiplicó por tres en diez años, se respeta el secreto profesional, no hay denuncias. Las mujeres que sufren de la ley anti-aborto son mujeres jóvenes con bajo nivel de instrucción. No tienen recursos para contratar defensoría legal. Son mujeres que han transitado literalmente del hospital a la cárcel. Nosotras, con la ayuda de abogados, les ofrecemos la posibilidad de acceder a la justicia", explica Morena Herrera, integrante de la Colectiva de Mujeres por el Desarrollo Social


Esta persecusión comenzó en 1997, cuando la Asamblea modificó el Código Penal para eliminar la posibilidad de dispensar las sanciones penales cuando la vida de la mujer se encuentre en peligro, cuando el embarazo sea resultado de una violación, o cuando el feto padezca malformaciones severas y previsibles. Como resultado, las mujeres que se realizan abortos en el país corren el riesgo de ser sancionadas penalmente, aún en el caso de que sus vidas sean puestas en peligro por un embarazo.


"Ese día en la Asamblea estaban todos los grupos de pro-vida, de la iglesia, diputados con miedo a pronunciarse en un tema tan ético. Sólo eramos 4 mujeres a favor de que no se eliminara la posibilidad de abortar cuando el embarazo era por violación, ponía peligro la vida de la madre. Aunque era una discusión desigual yo pedí el derecho a palabra y les dije: Vengo a hablar en nombre de las mujeres que ustedes están condenando" detalla Morena Herrera.


Perseguidas, pacientes criminales


Desde 1997, la ley no concede ningún permiso, ni evalúa las condiciones sociales de las mujeres. La vida de un feto es antepuesto a la vida de la madre y al derecho de decidir sobre su cuerpo. Esta premisa cobra cada vez más víctimas en un país donde el sistema sanitario es deficiente y la violencia callejera tiene como blanco constante a las mujeres.


Un ejemplo de ello es María (nombre fícticio), quien con 18 años de edad fue violada por varios pandilleros en el barrio donde vivía. De esa violación quedó embarazada, y a los meses se detectó que había malformación y que no era un embarazo viable. La chica tuvo un aborto y los médicos que la atendieron avisaron a la fiscalía. Su delito fue juzgado, mientras que su violación nunca fue investigada. "Ojalá tuvieran la misma diligencia para otros homicidios", es lo único que comentan sus familiares.


"En El Salvador, la legislación se aplica de manera oficial y oficiosa. Estamos frente a un tipo de "delitos" en que la fiscalía es bastante eficaz en la persecución de mujeres. Eso genera unas condiciones de miedo entre el personal hospitalario presionándolo para que renuncie al secreto profesional y denuncie los casos de aborto", agrega Herrera.


En un medio de comunicación local, el director del hospital público, Carlos René Fernández, declaró que “el aborto es un delito”, y como tal están obligados a alertar a las autoridades correspondientes. “El secreto profesional nos ordena mantener la confidencialidad”, pero eso no significa, de acuerdo al director, licencia para la comisión de un delito.


En su entrevista asegura que el personal médico no inculpa a cualquier joven que asiste ahí con un parto extrahospitalario. "Todo depende del caso particular, de la misma historia clínica, entonces es cuando los médicos toman la decisión. En estas situaciones tenemos nosotros que hacer prevalecer la ley primaria que es la Constitución. Las cuestiones legales deben ser en otras instancias donde las deben aclarar".


Interpretación de la ley


Una mujer que aborta, por las condiciones personales que sea, se enfrenta a una serie de dificultades. La más importante de ellas es la interpretación de la ley que hace el sistema judicial de El Salvador.


Si se acusa por aborto consentido y propio, son 8 años de cárcel. Lo que ocurre con esas mujeres es que la fiscalía cambia el motivo del delito. Al principio es delito por aborto y luego, por el hecho de no haber protegido la vida de su hijo, se transforma en homicidio. Cambian la calificación del delito y la acusan de homicidio agravado. Entonces la pena es entre 30 y 50 años.


Para el subdirector de la Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho, Abraham Ábrego, “lo que se evidencia es una inadecuada forma de investigación de la mayoría de casos. Hay una presión social por penalizar estos casos sin investigar adecuadamente”.


"El año pasado tuvimos un caso de una muchacha, Marlene, quien tuvo un aborto natural, tuvo que ir al hospital, y del hospital a la cárcel, está en tercer año de bachillerato. La clave está en la palabra homicidio, ella no tiene derecho a audiencia preliminar, va directa a la cárcel. En el caso de esta muchacha ya la habían acusado inmediatamente de doble delito, aborto y homicidio. Cosa que no se puede legalmente. Así encontramos el caso. Logramos que saliera libre el 14 de enero de este año", narra Herrera.


Lucha


El cambiar esta realidad que encierra a muchas mujeres en las cárceles no es un trabajo fácil, pero se ha comenzado el largo camino. Así lo confirma Morena Herrera, quien explica que el pasado 28 de septiembre han presentado al Congreso de los Diputados de San Salvador un recurso de anticonstitucionalidad para avanzar en la lucha a favor de la despenalización del aborto.


También intentan sensibilizar a la población, promoviendo reflexiones sobre los fundamentalismos religiosos en la sociedad. Trabajan también con religiosas feministas para "despenalizar las conciencias" como decía la periodista cubana María López Vigíl.


"Intentamos mantener una actitud, lo que no significa que no tengamos miedo. Pero solo por el miedo, no haríamos nada. Y sí, creo que hay un nivel de conciencia de la gente que es una ley injusta", concluye Morena Herrera.


Demanda de mujeres


El pasado 28 de septiembre, Día por la Despenalización del aborto en América Latina emitieron un comunicado las organizaciones de mujeres, en el cual demandaban lo siguiente:


1. Despenalizar el aborto terapéutico entendido este como aborto eugenésico, ético y por la salud de la madre.

2. Promover la información sobre sexualidad y anticoncepción, especialmente en la población joven.

3. Dotar a los Hospitales y Unidades de Salud de los distintos métodos anticonceptivos, incluida la anticoncepción de emergencia. Garantizando que los proveedores de salud informen de manera científica sobre estos recursos.

4. Promover una educación sexual sin prejuicios y científica en las escuelas e institutos; como en ambientes no escolarizados.

5. Exigir la laicidad, desvinculación de la iglesia de los asuntos del Estado y la educación.

6. Respetar y garantizar el derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos y sus vidas.


Género con Clase

domingo, 24 de octubre de 2010

ARGENTINA "El derecho a actuar libre de coacción" Louise Finer AMNISTIA INTERNACIONAL Página 12

Después del pronunciamiento de Amnistía Internacional a favor de la despenalización del aborto, Louise Finer, investigadora en América del Sur de la entidad, explica en diálogo con Página/12 por qué es “urgente” avanzar en esa legislación.

Por Mariana Carbajal


“Es claro que cuando se restringe el acceso de las mujeres a la información y a los servicios de un aborto legal y seguro, sus derechos humanos están en grave peligro”, advirtió la británica Louise Finer, investigadora sobre América del Sur del Secretariado Internacional de Amnistía Internacional, con sede en Londres. Finer explicó en un reportaje de Página/12 los alcances del pronunciamiento de la organización de derechos humanos a favor de la legalización del aborto.


Con el pronunciamiento, efectuado en el Día de Lucha por la Despenalización en América latina y el Caribe, es la primera vez que AI exhorta a viva voz a los gobiernos de la región a descriminalizar el aborto en todas las circunstancias. Hasta ahora, la organización había expresado su repudio frente a la prohibición total del aborto que rige en países como Nicaragua, donde incluso está penalizado cuando corre riesgo la vida de la mujer. También había manifestado preocupación en relación con las reformas constitucionales en estados mexicanos y en República Dominicana, donde se incluyeron cláusulas que definen la vida “desde la concepción” con el espíritu de asegurar que no se avance con la despenalización del aborto. En la Argentina, en marzo de este año, AI hizo un llamamiento a las autoridades a garantizar el aborto no punible a dos adolescentes violadas en Chubut, que tuvieron que recurrir a la Justicia para acceder a la interrupción de los embarazos producto de ataques sexuales perpetrados por sus padrastros.


Activista por los derechos humanos desde hace una década cuando se graduó en la universidad, fanática de la música –desde el tango al hipoho cubano, aclara–, Finer trabaja en AI hace dos años. Su oficina está en la sede central de la organización, en Londres, desde donde respondió a Página/12. Conoce la Argentina. Ha visitado el país en varias oportunidades, cuenta. Y ha vivido cuatro años en otros países de América del Sur.

–¿Por qué la organización asume ahora esta postura clara a favor de la legalización del aborto?

–Desde principio de este siglo Amnistía Internacional expandió su mandato y además de tomar acción para erradicar la tortura, las desapariciones forzosas, la pena de muerte, las ejecuciones extrajudiciales y para exigir la liberación de presos de conciencia ahora aboga por la universalidad de los derechos humanos: los civiles y políticos, económicos, sociales y culturales. A principio de siglo la organización lanzó una campaña mundial para erradicar la violencia contra la mujer y en este contexto el movimiento mundial de activistas de derechos humanos decidió que tal y como lo establecen las normas internacionales de derechos humanos, los derechos sexuales y reproductivos son derechos fundamentales. Es así que Amnistía Internacional está documentando casos que demuestran el impacto de la penalización del aborto en las vidas de las mujeres y las niñas como por ejemplo en Nicaragua y en Argentina. En Argentina la organización ha visto con preocupación que aun cuando está despenalizado el aborto cuando la vida de la mujer y niña está en peligro y cuando hubo violación sexual, esto no siempre se cumple. La ausencia de protocolos claros de atención implementadas a nivel nacional para casos de abortos no punibles ha hecho que muchos casos se judicializan innecesariamente.

–¿Por qué es una cuestión de derechos humanos?

–Las normas internacionales de derechos humanos especifican que las mujeres tienen el derecho a ejercer sus derechos sexuales y reproductivos libres de coacción, discriminación y violencia. No hay por qué cuestionar que la despenalización del aborto es una medida necesaria para asegurar que las mujeres puedan ejercer sus derechos sexuales y reproductivos. Cientos de abortos ilegales e inseguros ocurren día a día, y mujeres y niñas sufren serias consecuencias, que incluso significan la pérdida de la vida. ¿Es que sus derechos humanos no merecen igual protección ante la ley? Los abortos inseguros a los que pueden acceder mujeres y niñas con pocos recursos las llevan a arriesgar su vida y su salud y, si sobreviven, a la posibilidad de ser procesadas y encarceladas. Esto es definitivamente una cuestión de derechos humanos.

–¿Por qué cree que gobiernos que tienen un claro discurso a favor de los derechos humanos no incluyen bajo ese paraguas la despenalización y legalización del aborto?

–Es vergonzoso que en las Américas los países son rápidos en ratificar normas internacionales de derechos humanos, incluidas normas por los derechos de la mujer, pero lentos en implementar los compromisos que éstas traen. Es preocupante que no existe la voluntad política de implementar compromisos concretos para respetar los derechos de las mujeres. Falta mucho para que se erradique la discriminación contra la mujer en las Américas y así asegurar que sus derechos sexuales y reproductivos sean respetados. Algunas instancias de los Estados con frecuencia promueven interpretaciones equivocadas de los estándares de derechos humanos relacionados con los derechos sexuales y reproductivos. Es por esto que Amnistía Internacional se une a la campaña regional por la despenalización del aborto y exige que sean inmediatamente derogadas todas las normas que sancionan o permiten el encarcelamiento de mujeres y niñas que buscan o tienen un aborto bajo cualquier circunstancia. Es claro que cuando se restringe el acceso de las mujeres a la información y a los servicios de un aborto legal y seguro, sus derechos humanos están en grave peligro.

-¿Cómo afecta la penalización del aborto a las mujeres?

–Existe evidencia que demuestra que la penalización del aborto contribuye a las tasas elevadas de mortalidad materna. Se sabe que el aborto se vuelve una práctica riesgosa cuando se practica de forma ilegal. A las víctimas de violación, la penalización del aborto las obliga a continuar con el embarazo, independientemente del peligro que ello suponga para su vida, su salud, su bienestar o su voluntad personal. La única otra posibilidad es buscar un aborto clandestino e inseguro, lo que pone en peligro su vida y su salud, y por el cual pueden terminar en prisión. Además, si una mujer o niña es violada por un familiar, la penalización que vemos en países como Nicaragua significa que el Estado las obliga a dar luz a su propio hermano o primo. Esto es inaceptable.




jueves, 21 de octubre de 2010

Los dilemas de la dominación Noam Chomsky PATRIA EXACTA


Quisiera expresar mi profundo agradecimiento por la oportunidad de formar parte de esta conferencia. También es un enorme placer visitar Cuba por primera vez, una visita postergada por mucho tiempo. Finalmente, aquí estoy, muy a gusto de estar con todos Uds.

Una nueva doctrina

Hace un año, en septiembre de 2002, ocurrieron una serie de hechos cuyas consecuencias de significativa importancia afectaron el ámbito internacional.

El primero fue el anuncio de la doctrina de Seguridad Nacional de la administración de George W. Bush. En pocas palabras, Estados Unidos anunciaba la intención de dominar el mundo de forma permanente utilizando la fuerza si fuera necesario –la fuerza es la dimensión en la cual Estados Unidos reina sin contrapesos– y la pretensión de eliminar todo desafío potencial a su dominio.
Esto ocasionó una reacción en todo el mundo. No porque se tratara de algo completamente nuevo. De hecho no lo es, ya que existen muchos antecedentes que datan de los primeros años de la Segunda Guerra Mundial aún antes de que Estados Unidos hubiera ingresado al conflicto bélico. En aquellos tempranos días, los líderes norteamericanos sabían que la guerra terminaría con Estados Unidos en una posición dominante en el plano internacional.

Numerosas reuniones se sucedieron entre los planificadores y estrategas del Departamento de Estado, y los expertos del Consejo de Relaciones Exteriores –la principal institución no gubernamental en asuntos exteriores– avalaban esta conclusión. Ya en 1941, los estudios realizados concluían que el objetivo de largo plazo fundamental era que “Estados Unidos se convirtiera en la potencia indiscutida de la posguerra y actuara de forma tal que limitara la soberanía de cualquier estado que pudiera interferir con la política de adquirir supremacía militar y económica”, para lo cual se habían elaborado una serie de planes a fin de implementar tales ideas.

En años posteriores aparecieron materiales similares en documentos internos e incluso de dominio público. Sin embargo, lo que es diferente en la declaración de septiembre de 2002 es su descaro y su extremismo, y el tono desafiante con que fue anunciada ante la opinión pública: se le advertía al mundo que tuviera cuidado. Esta es la diferencia. Los casos precedentes eran apenas algunas ideas que discutían las élites o planes generales que en nada se asemejaban a esto. Este es el primero y más importante de los hechos a tener en cuenta.

Inmediatamente, la declaración fue seguida por una serie de acciones para implementar la doctrina Bush. Esto incluyó el anuncio de planes militares bastante singulares y medidas para socavar cualquier acuerdo internacional que pudiera impedir la realización de los proyectos anunciados. No cuento con tiempo suficiente, pero debo decir que son bastante interesantes así como también desconocidos. Aún cuando se trataba de documentos públicos, estos no fueron difundidos por la prensa, razón por la cual la mayor parte de la población nada sabe de ellos, a excepción de aquella gente que le presta especial atención a estas cuestiones.

Sin embargo, uno de los pasos tomados para implementar la doctrina de la Seguridad Nacional fue públicamente muy anunciado. Fuerte y claro se proclamó la intención de invadir Irak. Enseguida se comprendió que la invasión de Irak sería una de las denominadas “acciones ejemplares” cuyo fin es demostrar que la doctrina de Seguridad Nacional era considerada muy seriamente y que no se trataba sólo de palabras. Se obraría a voluntad y se aplicaría de inmediato, sin ningún pretexto creíble y sin la intervención de ninguna autoridad internacional. Este último dato es crucial. La estrategia de Seguridad Nacional en sí misma apenas menciona la ley internacional o a las instituciones internacionales. Washington fue muy claro: le informó al Consejo de Seguridad que éste podría ser relevante –tal es el término utilizado– siempre y cuando estuviera dispuesto a otorgar su consentimiento a las acciones que Estados Unidos planeaba llevar a cabo, las aprobaran o no. Si el Consejo de Seguridad rehusaba “ser relevante” se convertiría en un “club de debates,” o sea un mero órgano donde se discuten temas sin influencia alguna en las decisiones operativas. Esto fue lo que explicó Colin Powell, el “moderado” de la administración Bush. Pocos meses más tarde, en su intervención en el Foro Económico Mundial de Davos, Suiza, Powell dijo que el tema principal de dicho foro era Irak, lo que generó un clima de pesimismo y desaliento. El Secretario de Estado fue enviado como emisario de la administración, para informar que “Estados Unidos tienen el derecho soberano de usar la fuerza militar. Y, cuando estemos convencidos acerca de algo procederemos en consecuencia, aún cuando nadie nos apoye, como en este caso”. Eso provocó una reacción muy hostil entre los “dueños del mundo”, como la prensa de negocios llama a los reunidos en Davos con un leve dejo de ironía. Estas reacciones son hechos importantes a tener en cuenta para pensar el desarrollo del sistema mundial.

La estrategia electoral y el arte de “domar a la bestia”
Otro evento crucial de septiembre de 2002 fue la apertura de la campaña electoral. La administración tiene un débil y frágil control en el frente político interno. La población se opone por lo general a sus políticas domésticas, dato que no es muy sorprendente ya que éstas tienen efectos nocivos para la población en general y, además, transfieren enormes costos a futuras generaciones. Quienes manejan la campaña republicana están muy conscientes de esto. La principal figura, tal vez la persona más importante en Washington, es Karl Rove, quien dirige el comité de campaña. Rove informó a los activistas del Partido Republicano que para las elecciones siguientes –noviembre de 2002– deberían hacer énfasis sobre los temas de seguridad nacional y suprimir alusiones a políticas sociales y económicas. Ciertamente, para esta elección esta estrategia funcionó. Se las arreglaron para ganar por un margen extremadamente pequeño –unas pocas decenas de miles de votos– y la votación mostró que las preferencias de los votantes permanecían iguales pero sus prioridades no.

Suficiente gente para ganar la elección se cobijó debajo del paraguas del poder ante el manipulado temor al enemigo demonizado, construido gracias a una singular campaña de propaganda mediática del gobierno. Esta había comenzado en septiembre y en pocas semanas las encuestas verificaron que la opinión de los norteamericanos se había desplazado muy lejos del espectro internacional. Estudios posteriores más profundos mostraron la existencia de percepciones erróneas y muy estereotipadas en el público fuertemente correlacionadas con el apoyo a la invasión de Irak, lo cual no es muy sorprendente. Yo mismo la hubiera apoyado de haber pensado que Irak era una amenaza inminente para la supervivencia de Estados Unidos y que además era el responsable de las atrocidades del 11 de septiembre dada su estrecha vinculación con Al-Qaeda, que seguramente está planeando nuevos ataques terroristas. Por eso la invasión tuvo un considerable apoyo global. Todas estas creencias estaban ampliamente generalizadas en Estados Unidos. Por supuesto, todas ellas son completamente estrafalarias y carecen de credibilidad en cualquier otra parte del mundo.
Lo anterior ilustra muy bien uno de los dilemas de la dominación: ¿cómo controlar a la población? ¿Cómo domesticar a las bestias, tal como Alexander Hamilton llamó al pueblo? Ése es el problema, siempre.

Es un problema particularmente acuciante cuando los líderes están comprometidos con políticas socialmente regresivas, que dañan y ponen en peligro a las bestias. Hay solamente una manera efectiva para llevar a cabo esta empresa: inspirar miedo. Con frecuencia esta estratagema funciona. Esta es una suerte de “segunda naturaleza” de la gente que hoy maneja Washington. Muchos de ellos han sido reciclados de la administración de Reagan y de la de Bush padre, y pertenecen a los sectores más reaccionarios de aquellos gobiernos. Esta es la forma en que han manejado el poder durante doce años.

El carácter aleccionador de las “acciones ejemplificadoras”
Bien, vayamos a otro de los principales eventos de septiembre de 2002. Mencionamos el anuncio de la estrategia de Seguridad Nacional y la invasión a Irak que, como dije, se entendía como una “acción ejemplar”. Esta iniciativa tendría como objeto anunciar al mundo que las naciones deberían dejar de lado sus intereses nacionales y el derecho internacional y actuar en apoyo de los objetivos norteamericanos. Esto lo dijo, palabras más o menos, el famoso historiador de Medio Oriente de la Universidad de Harvard, Roger Owen. Y este mensaje fue muy claramente comprendido. La oposición a la guerra en todo el mundo –y de hecho también en Estados Unidos– no tuvo precedentes. Una gran parte de la misma, estoy seguro, estaba basada en el reconocimiento de que Irak, tal como lo admitiera The New York Times luego que la guerra hubo finalizado, “era el primer caso de prueba de la estrategia de la Seguridad Nacional, y ciertamente no el último. Era el plato jugoso para un experimento en la política preventiva”. El término “preventivo” es comúnmente muy mal utilizado. Acción “preventiva” en derecho internacional se aplica a aquellas situaciones que están en el borde de la ilegalidad de acuerdo con la carta de Naciones Unidas, que garantiza el derecho a la autodefensa contra un ataque inminente cuando no hay tiempo para la deliberación y la diplomacia. Guerra preventiva quiere decir que se les permite a los países reaccionar en defensa propia hasta que el Consejo de Seguridad de la ONU tiene ocasión de intervenir. Esta política de autodefensa no tiene absolutamente nada que ver con la noción tal como la emplea Washington y, por tanto, el término no debería ser usado.

A veces en la literatura más técnica en las relaciones internacionales o en la literatura legal internacional aparece como “autodefensa anticipatoria” o “guerra preventiva”. Ambos términos no son sólo obviamente confusos sino también incorrectos. Nada fue “evitado” con la invasión de Irak, y tampoco hubo autodefensa anticipatoria. La declaración presidencial permite el uso de la fuerza contra amenazas construidas, inventadas o imaginadas. De hecho todos estos términos son precisamente eufemismos para lo que fue llamado el “Crimen Supremo” en Nuremberg: el crimen de agresión. Y esto también es suficientemente conocido.

Al iniciarse el bombardeo de Irak, el conocido historiador y ex-asesor de John F. Kennedy, Arthur Schlesinger, escribió un artículo en el que recordó la descripción de Franklin D. Roosevelt del bombardeo de Pearl Harbor como una fecha que vivirá en la infamia. “El presidente Roosevelt estaba en lo cierto”, escribió Schlesinger, “pero hoy somos nosotros los norteamericanos quienes vivimos la infamia mientras el gobierno sigue las políticas del Japón imperial”. Este tipo de comentario tampoco tiene precedentes, sobre todo en la corriente principal de ideas sobre política exterior norteamericana. De hecho la estrategia de Seguridad Nacional y su aplicación desencadenaron mucha zozobra en todo el mundo, incluyendo a la élite diplomática norteamericana, como lo demuestra la cita precedente, y este también es un dato importante, como la mencionada reacción del Foro Económico Mundial de Davos ante las palabras de Powell.

En la principal revista del establishment, Foreign Affairs, se publicó luego de la declaración de la estrategia de Seguridad Nacional un artículo escrito por un conocido especialista en relaciones internacionales, John Ikenberry, en el cual se discutía lo que llamó la “Nueva Gran Estrategia Imperial”. Ikenberry fue bastante crítico. Concluyó que esta estrategia plantea un gran peligro al mundo y a Estados Unidos, incluyendo la posibilidad de la proliferación de armas de destrucción masiva y terror como freno de la agresión norteamericana. El punto es bastante obvio: si le anuncias a alguien que lo atacarás, no va a quedarse quieto diciendo “por favor atáquenme”, va a tratar seguramente de elaborar alguna manera de defenderse. La guerra de Irak fue acompañada por las mismas advertencias.

Agencias de inteligencia norteamericanas, británicas y otras en el mundo, así como también analistas independientes, advirtieron que las probables consecuencias de la guerra serían la proliferación de armas de destrucción masiva y el terror. Luego de la invasión las mismas fuentes reportaron que aquellas predicciones fueron aparentemente verificadas. Informes de inteligencia dijeron que la invasión a Irak significaba “un enorme retroceso en la guerra contra el terror, llevando a su punto más álgido el reclutamiento para grupos terroristas; de hecho por primera vez Irak se convirtió en un paraíso terrorista”. Respecto a la proliferación de armas de destrucción masiva, especialistas en Irán y Corea del Norte señalaron enseguida que la invasión probablemente estimularía sus esfuerzos para desarrollar armas de destrucción masiva y, de ser cierto, esto tampoco sorprendería a nadie.

En 1981 Israel bombardeó las instalaciones nucleares y reactores iraquíes con el pretexto de que los iraquíes estaban desarrollando armas nucleares. Inspecciones realizadas por físicos de Estados Unidos –incluyendo al jefe del Departamento de Física de Harvard– concluyeron que no había allí instalaciones que permitieran desarrollar armas nucleares. Pero el bombardeo impulsó a Irak a tratar de elaborar y establecer de forma acelerada un programa de desarrollo de armas nucleares. Una vez más, la lógica es bastante obvia, como así también las consecuencias que uno espera.

La dispersión del monopolio de la violencia
Estamos frente a otro de los dilemas de la dominación. La violencia puede intimidar a algunos, pero es probable que incite a otros a la venganza o a la disuasión pese a que nadie puede esperar competir seriamente con Estados Unidos en fuerza militar dado que gasta tanto como el resto del mundo en presupuesto militar y está bastante más avanzado tecnológicamente. Ante la imposibilidad de esa clase de reacción, las víctimas potenciales escogen las “armas de los débiles”, armas de destrucción masiva y terror, asequibles a los mucho menos poderosos. Tarde o temprano las armas de destrucción masiva y el terror se conjugarán. Muy poca gente duda de esto, y las perspectivas son horribles. Hay estudios de alto nivel patrocinados por el gobierno de Estados Unidos que investigan las probables consecuencias de este hecho; la mayoría de ellas se presentan como inevitables. Esto, por cierto, se conocía mucho antes del 11 de septiembre, a mediados de los ‘90. Hay estudios técnicos que advierten que los poderosos han perdido su monopolio de la violencia. Aún tienen un enorme predominio, pero ya no más el monopolio de la violencia, y esa diferencia es significativa.

Esa es una de las razones de por qué el 11 de septiembre fue tan demoledor para Estados Unidos y Europa. La reacción en gran parte del resto del mundo fue decir “esto es espantoso pero: bienvenidos al club; esto es lo que nos has venido haciendo (a nosotros) por cientos de años, lamentamos el ataque pero era esperable”. Esto ocurre cuando se pierde el monopolio de la violencia al que se estaba acostumbrado. Desde luego esto se sabía desde el intento, mucho más ambicioso, de hacer estallar el Centro Mundial de Comercio, en las Torres Gemelas de Nueva York, en 1993, y que estuvo muy próximo a ser exitoso. Según estimaciones de ingenieros y constructores, con alguien que lo hubiera planeado un poco mejor, decenas de miles de personas hubieran muerto.

Aquello fue llevado a cabo por gente relacionada a organizaciones del tipo Al-Qaeda, entrenada por Estados Unidos y sus asociados en Afganistán en los años ‘80. Aparentemente su líder había sido traído a Estados Unidos y mantenido y protegido por la CIA. Por cierto, al mismo tiempo que intentaban hacer estallar el Centro Mundial de Comercio, Bill Clinton estaba enviando activistas de Al-Qaeda y del Hezbolá para pelear junto a Estados Unidos en la Guerra de los Balcanes. Insisto, todo esto ocurría al mismo tiempo. Desde 1993 fue obvio para cualquiera que leyera el periódico que era sólo cuestión de tiempo antes que ocurrieran nuevas atrocidades terroristas de este tipo.

Aún con lo terribles que fueron los ataques del 11 de septiembre, siguen sin cambiar realmente los análisis de riesgo, que en lo sustantivo permanecen igual. El atentado ocurrió y en el fondo no cambió nada, excepto las atrocidades en sí mismas. No es un secreto para nadie. Los planificadores de la administración Bush hoy discuten con los críticos del establishment en círculos muy estrechos. La administración seguramente sabe que las acciones que están anunciando y adoptando aumentan la amenaza para la seguridad del pueblo norteamericano y del mundo, y aunque no desean esto no es precisamente prioritario para ellos evitarlo. Hay muchas otras decisiones que a su juicio merecen una atención preferencial, tales como la dominación global, la aplicación de políticas regresivas que eliminen las legislaciones progresistas nacionales y el rechazo de aquello que los líderes de negocios llaman “el creciente poder político de las masas”.

La literatura empresarial suele parecerse al “marxismo vulgar” en su terminología: los valores son diferentes, pero en su vulgaridad las ideas son semejantes. El actual liderazgo es extremista en la persecución de estos fines, pero el espectro de ideas es estrecho, y esto es importante entenderlo. La crítica de la élite no tiene precedentes en cuanto a su intensidad, pero en gran parte se basa en el reconocimiento de que las políticas de la Casa Blanca pueden resultar muy dañinas a los intereses del poder y el privilegio. Los dueños del mundo no quieren perderlo, y estas políticas pueden destruirlo. La crítica también se apoya en la creencia de que existen medios más seguros y eficaces para alcanzar más o menos los mismos fines.

Un buen ejemplo fue discutido ayer a propósito del caso de Brasil, y ustedes saben acerca de esto1. Cuarenta años atrás Brasil tuvo un presidente tibiamente populista, con algún grado de apoyo popular. Esto fue suficiente para que la administración de J.F. Kennedy lo percibiera como un peligro e instigara un golpe militar que estableció el primer “estado de seguridad nacional”, estados neo-nazis que luego se extenderían por todo el hemisferio. Bueno, hoy Brasil posee un presidente bastante más radical que aquél. Lula fue electo con enorme apoyo de organizaciones de masas que se han venido desarrollando en los últimos veinte años, pero no se necesita hablar de un golpe militar. Las razones pueden ser varias, pero una de ellas es seguramente, que el golpe militar ya no es necesario para “domesticar a las bestias”.

Neoliberalismo y corrosión de la democracia
En cuanto a las consecuencias económicas de las medidas neoliberales de los últimos treinta años podemos decir que sus efectos económicos son discutibles, pero es claro que estas medidas socavan la democracia. Esencialmente, la hacen imposible. Esto fue entendido setenta años atrás por John Maynard Keynes, quien señaló que el experimento de gobiernos democráticos es puesto en peligro por los mercados financieros internacionales globales. Por tanto, el Sistema de Bretton Woods diseñado por Keynes y el representante de Estados Unidos, Harry Dexter White, después de la Segunda Guerra Mundial, se basaba en los siguientes principios: (a) que los estados pudieran introducir controles al movimiento internacional de capitales y, (b) que ellos pudieran establecer una muy minuciosa regulación del mercado monetario, fijando la cotización de las monedas dentro de límites muy estrechos a fin de impedir maniobras especulativas en contra de las mismas.

La primera de las medidas que desmanteló este sistema treinta años atrás fue la liberación de los flujos financieros internacionales del capital. Y de este modo se hizo presente, tal como estaba previsto, la amenaza que podía destruir los experimentos democráticos. A medida que estas medidas se intensificaron e incrementaron, redujeron las posibilidades de los gobiernos para adoptar políticas ya que éstas comenzaron a ser realmente determinadas cada vez más por lo que es a veces denominado “el parlamento virtual de inversionistas y prestamistas”. Ellos son quienes hoy deciden qué políticas son aceptables y, si las políticas adoptadas no son de su agrado, destruyen la moneda, socavan la economía y demás.

En este sentido, otros elementos del programa neoliberal también tienen las mismas consecuencias. Tomemos las privatizaciones, verdadero mantra del neoliberalismo: no hubo justificación económica alguna para las privatizaciones. Sin embargo, hay una muy buena motivación política: la privatización reduce la arena pública por definición y transfiere decisiones de la arena pública a las manos de tiranías privadas que no rinden cuentas ante nadie. Las corporaciones no son otra cosa. Y esto, por definición, quebranta las democracias. Ahora están negociando la privatización de servicios.

Si llegara a materializarse, llevarían la arena pública a virtualmente nada. La reducirían tan drásticamente que la democracia formal podría ser tolerable. De hecho ha sido introducida en América Latina sin mayor preocupación por los efectos que pudiera tener. La extensión de la democracia formal en América Latina en años recientes ha sido acompañada por una constante falta de confianza en este régimen. No voy a extenderme sobre las razones de este hecho ya que fueron profundamente trabajadas por Atilio Boron en Tras el Búho de Minerva.

Años atrás, la extensión de la democracia formal coincidió con la aplicación de las políticas neoliberales que de esta manera minaron el funcionamiento de la democracia. De hecho, son políticas diseñadas para ese propósito. Nadie lo dice, pero no puede ser que las personas que las defienden ignoren puntos tan sencillos como éstos, que fueran tan obvios para Keynes y que constituyen verdaderos truísmos.

Bien, muchos de los críticos del establishment admiten preferir mucho más las medidas blandas para domar a las bestias que los extremismos de la Administración Bush, tanto en la escena doméstica como en la internacional. Es digno de tener en mente que los pronósticos sombríos que expresamos aquí son en su mayor parte compartidos por la gran mayoría de los planificadores del gobierno en todo el espectro político. Samir Amin habló ayer de lo que él llama “la tendencia hacia el apartheid en una escala global”2. Y los planificadores militares y de la comunidad de inteligencia de Estados Unidos tienen expectativas similares. Utilizan diferentes terminologías y aplican las políticas que esperan tengan esas consecuencias en lugar de oponerse a ellas, pero el análisis es aproximadamente el mismo. Permítanme citarlos, ellos “predicen que la globalización –el estilo neoliberal de globalización– conducirá a un ensanchamiento de la brecha económica entre ricos y pobres y que la profundización del estancamiento económico, la inestabilidad política y la alienación cultural conducirán a la agitación y la violencia entre los pobres”, dirigida en gran medida contra Estados Unidos pues éste es percibido como el causante de estos sufrimientos.

Este análisis se originó durante la Administración de Clinton, no la de Bush, e ilustra una vez más que estas concepciones son ampliamente compartidas. La planificación militar está pensada con vistas a esta eventualidad, bastante explícitamente. Existe una analogía doméstica, probablemente esta visión se encuentre en el corazón mismo del brusco incremento de la criminalidad. El aumento de los encarcelamientos durante el período neoliberal tuvo como centro a gente que en Latinoamérica es a veces llamada desechable o blanco de “limpieza social”. Estados Unidos es más civilizado: en lugar de asesinarlos los encarcela, y esto marcha en paralelo con todo el período neoliberal. Clinton incrementó el número de los encarcelados en alrededor del cincuenta por ciento. Bien, todo esto nos conduce al primer dilema: ¿cómo controlar a la población que está soportando los costos y riesgos? ¿Cómo ganar las elecciones presidenciales de 2004?

Por estos días, el problema específico es cómo ganar la elección 2004. Bueno, si ustedes quieren saber cómo se hace eso, vuelvan al 1° de mayo pasado. Recuerden la escena cuidadosamente montada en la cual el presidente Bush aterrizó en un avión de guerra sobre un portaviones, puesto de manera tal que la gente obtuviera la toma televisiva correcta, con vestimenta de combate, casco, y demás. Esta escena fue objeto de ridículo en el resto del mundo, pero en Estados Unidos fue tomada muy seriamente. En su primera página, The New York Times, describió al discurso del presidente como “un poderoso final reaganiano” –aunque no se cuánto de genuino hubo en ese gesto. Pero los más astutos observadores describieron el evento como la apertura de la campaña presidencial 2004, que se construirá en base a temas de seguridad nacional.

Ese fue el reporte del Wall Street Journal. Karl Rove, el encargado de la campaña, fue claro: dijo que el tema de la próxima elección será la batalla de Irak. Enfatizó batalla, y no guerra. La guerra continuará, la guerra es la guerra contra el terrorismo y eso debe continuar, porque no hay otra manera de atemorizar a la población y hacer que obedezca. Y si sucede algo aberrante, como la destrucción de un país, es uno de los costos que es necesario pagar.

El presidente Bush declaró la victoria en la guerra contra el terrorismo al eliminar a un aliado de Al-Qaeda como Irak. No importa que ningún observador competente, incluyendo la CIA, crea una sola palabra de esto. Se trata de una verdad trascendente y por lo tanto los hechos son irrelevantes, incluyendo el hecho de que la única conexión conocida entre Irak y el terror es que por lo visto la invasión potencia la amenaza del terror exactamente tal como había sido pronosticado, pero esto no hace diferencia alguna y todo continúa igual. Unas pocas semanas atrás en su programa de radio semanal el presidente anunció que el mundo era más seguro hoy porque su coalición acabó con un régimen que cultivaba vínculos con el terrorismo mientras construía armas de destrucción masiva. Eso fue unas pocas semanas atrás. Los asesores y elaboradores del discurso de Bush saben muy bien que todas estas acusaciones son meras invenciones. Pero también saben que si uno las repite con suficiente frecuencia y a viva voz ellas se vuelven verdaderas. No lo inventaron pero lo saben, y funciona, al menos temporalmente. Funcionó en septiembre de 2002.

En pocas semanas alrededor del sesenta por ciento de la población creyó que Irak era una amenaza a la seguridad de Estados Unidos. Nadie en el mundo creía esto, incluyendo Kuwait e Irán, que tenían muchas razones para temer a Saddam Hussein. Saddam los invadió, y les hubiera gustado hacerlo trizas, pero no consideraban que fuera una amenaza pues sabían que Irak era el país más débil de la región, que había sido devastado por sanciones criminales y que en lo esencial se hallaba desarmado. De otra manera Estados Unidos no se hubiera atrevido a atacarlo: en Irak tienen un monstruo horrible gobernando el país pero no es una amenaza para nadie. De hecho Kuwait e Irán se unieron a otros países de la región para tratar de integrar a Irak nuevamente a su propio sistema regional por encima de las fuertes objeciones de Estados Unidos. Pero en Estados Unidos creyeron estas patrañas.

Pocas semanas después el Congreso aprobó una resolución autorizando al presidente a usar la fuerza dada la amenaza planteada por el gobierno de Irak a la seguridad de Estados Unidos. La prensa y algunos intelectuales fueron lo suficientemente amables como para no recordarnos que el Congreso estaba repitiendo un guión que le era familiar. Ya en 1985, el presidente Reagan había declarado la emergencia nacional por lo que él llamó “la amenaza inusual y extraordinaria planteada por el gobierno de Nicaragua a la seguridad de Estados Unidos”. Distante sólo dos días en automóvil de Texas, los norteamericanos debían estremecerse y temer mucho más a las hordas de nicaragüenses que constituían una amenaza “inusual y excepcional” mucho peor que la existencia de Saddam Hussein. Y de hecho todo esto ayuda a explicar la confianza de Karl Rove respecto a ganar la elección venidera. Regresemos ahora al poderoso triunfalismo reaganiano reflejado en el discurso de victoria de Bush.

El discurso triunfal de Reagan decía lo siguiente: “nos hemos parado otra vez, firmes y altivos, habiendo conquistado el éxito en la defensa de la tremenda amenaza planteada por Granada, venciendo la resistencia de unas pocas decenas de obreros de la construcción con seis mil fuerzas especiales quienes obtuvieron ocho mil medallas de oro durante la invasión de Granada”. Por tanto, nos estábamos parando firmes y altivos, y el finale reaganiano triunfal del pasado 1° de mayo en el portaviones fue un recuerdo de aquel gran momento de la historia moderna.

Eso ocurrió durante los años ‘80. Cada año había alguna noticia que asustaba. Atacantes libios merodeaban las calles de Washington para asesinar a nuestro líder, parte de la campaña de Libia para expulsar a Norteamérica del mundo. Reagan dijo “los crímenes en las calles de Granada y Nicaragua son una amenaza a nuestra existencia”. El primero de los presidentes Bush ganó la elección de 1988 fundamentalmente recurriendo a la carta racista, la amenaza del “criminal negro que violará a tu hermana a menos que me elijas”.

El temor ante la droga obra exactamente igual: la droga y el crimen en Estados Unidos son lo mismo que en otras sociedades industriales, pero manipulados adecuadamente tienen peores consecuencias. Funcionó alrededor de doce años para la administración, que fue capaz de permanecer en el poder aun cuando la población estaba bastante enfrentada a sus políticas regresivas. De hecho, en 1992, Ronald Reagan era considerado el ex presidente vivo más impopular, cerca de Richard Nixon y bien por debajo de James Earl Carter y Gerald R. Ford. Bueno, por eso ellos quieren repetir el mismo guión. Ya que no por casualidad funcionó bien antes, intentémoslo nuevamente.

La apuesta a la dominación mundial
Todo lo anterior es fundamental para el grupo dominante norteamericano. Y hay varias apuestas contenidas en la actual coyuntura. Internacionalmente, una apuesta es la dominación mundial, y como puede colegirse no se trata de una meta menor o secundaria. También el control sobre el petróleo del Medio Oriente es una apuesta fuerte. La expectativa, supongo, es que Estados Unidos acabará por establecer bases militares en Irak. Por primera vez podrá tener bases estables justo en el corazón de la mayor región productora de petróleo del mundo en un estado cliente, un estado que será llamado libre e independiente, e incluso democrático, pero que en secreto es un estado gobernado por lo que los británicos llamaban “una fachada Árabe” –dominio colonial detrás del cual gobernaba Gran Bretaña. Esa es la manera como Estados Unidos ha gobernado su propio “patio trasero”, América Central y el Caribe, por cien años, y ha sido habitual en la historia del imperialismo.

Es sobre todo importante en el caso de Medio Oriente. En 1945 el Departamento de Estado reconoció que sobre todo el petróleo de la región del Golfo es una fuente estupenda de poder estratégico y uno de los premios “materiales” más importantes en la historia de la humanidad. Controlar dicha área, por lo tanto, no es una cosa menor, y Estados Unidos debe, por supuesto, someterla. Ese ha sido un tema clave de la historia de la posguerra. Las mismas predicciones de los organismos de inteligencia que he mencionado previamente habían anticipado que la región del Golfo suministrará alrededor de dos tercios de los recursos de energía del mundo en la próxima generación. Por consiguiente Estados Unidos debe controlar esa región. Tengan en cuenta que dije control, que no es lo mismo que acceso. No importa si Estados Unidos usa el petróleo o no. En el supuesto caso de que Estados Unidos decidiera reconvertirse por completo a la energía solar, aún así sería imprescindible que controlara el petróleo de dicha zona. De hecho predicen y anticipan que Estados Unidos confiará cada vez más en las cuencas petroleras más estables del Atlántico –en África Occidental y el hemisferio occidental, fundamentalmente Canadá, México, Venezuela y Colombia– y ésta es parte de la razón por la cual preocupa tanto la conflictividad en la región andina.

Pero aun cuando Estados Unidos no utilizara el petróleo del Medio Oriente, así y todo quiere y debe controlarlo. Esta magnífica fuente de poder estratégico existe y eso es lo que los planificadores norteamericanos señalaron cincuenta años atrás. Controlar dicha fuente otorga lo que ellos llaman el “poder de veto” sobre lo que otros gobiernos pudieran hacer. Por tanto hay un interés internacional muy poderoso en juego y hay también poderosos intereses nacionales.

Los de la administración Bush no son conservadores, son estatistas reaccionarios radicales, lo que es algo completamente diferente. Sus políticas incluyeron desde sus inicios un enorme incremento en el gasto federal, de hecho el mayor incremento desde el advenimiento de la administración Reagan, combinado con una masiva reducción de impuestos para los ricos con las consecuencias perfectamente obvias que eso acarrea para los pobres. Esto produjo aquello que los economistas llaman un “descarrilamiento fiscal”. De hecho, economistas del gobierno ahora estiman cuentas impagables de aproximadamente 45 trillones de dólares, alrededor de seis veces el producto bruto nacional total. Se le preguntó al vocero presidencial acerca de esto en una conferencia de prensa y respondió que: “sí, es correcto, y por lo tanto el Congreso deberá hacerse responsable frente a los seguros de enfermedad, a los programas de salud (limitados pero existentes), seguridad social y otros programas para la población”. Y cuando dice que ellos deben ser responsables no quiso decir financiarlos con impuestos progresivos; quiso decir destruirlos. Ese es el punto.

Hay una frase pronunciada por el director del presupuesto de la primera administración Reagan que, traducida, quiere decir: “tenemos que hambrear a las bestias, tenemos que también hambrear a aquellas partes del gobierno que sirven al público general”. Pero no puedes presentarte como candidato presidencial diciendo: “quiero eliminar el cuidado de la salud, la seguridad en las calles, la educación, y demás”. Sí puedes decir, en cambio: “bueno, lo siento pero tenemos una deuda inmensa, impagable, de 45 trillones de dólares, por lo cual no podemos financiar ninguna de esas cosas”.

Sin embargo, por supuesto, podemos aún continuar financiando y de hecho expandiendo aquellas partes del gobierno al servicio de los poderosos y privilegiados. Ese es esencialmente el programa y no es muy secreto, parte de eso es el gasto militar. Debe recordarse que el gasto militar tiene un propósito y una función que son substancialmente nacionales: suministra una protección para el desarrollo de la tecnología del futuro. Si usted utiliza una computadora, Internet y las telecomunicaciones y otras cosas por el estilo, está disfrutando de los resultados de décadas de transferencia de costos y riesgos al público bajo el pretexto de la defensa nacional. Luego los resultados pueden ser cedidos a corporaciones privadas para su propio provecho, y esto es lo que ha ocurrido. Esto es verdad en la llamada “nueva economía” y está también previsto para la economía del futuro. Esta es también una de las tantas consideraciones por las cuales los ricos y poderosos jamás soñarían en participar en sistemas de mercado: “los mercados son para los pobres y los indefensos, no para los ricos”. Ese es esencialmente, en su máxima expresión, el guión seguido en el pasado reciente. Para hacer que el público pague los costos, tome los riesgos, sufra las consecuencias, hay sólo un método: “presionar el botón del pánico.”

La Vieja y la Nueva Europa
Bien, existen otros dilemas de la dominación. Uno de ellos se relaciona con la necesidad de controlar otros centros de poder. Eso también fue tema de anoche3. La conquista más espectacular de la campaña de propaganda del año pasado no ha sido, en mi opinión, la creación de imágenes fantásticas de Irak. Hubo algo más dramático, a saber: la admiración ante la inspirada visión del presidente de llevar la democracia al Medio Oriente, “tributo a un anhelo por la democracia”, como lo describieron algunos comentaristas de prensa. Esta noble aspiración presidencial marchó de la mano de la más notable exhibición de odio y desprecio a la democracia que yo haya visto jamás. No puedo recordar ningún equivalente. Una ilustración de lo que quiero decir es, por ejemplo, la distinción entre la Vieja y la Nueva Europa que fue el tema principal de la primera parte del año. La Vieja Europa: Alemania y Francia son los chicos malos, a los que odiamos y con los cuales rivalizamos. La Nueva Europa es Berlusconi, Aznar y los ex satélites rusos a quienes admiramos por sus logros maravillosos. ¿Cuál es el criterio que distingue la Nueva Europa de la Vieja Europa? Bueno, es absolutamente claro. La Vieja Europa, la mala gente, son los países donde los gobiernos tomaron la misma posición que la abrumadora mayoría de su población; la Nueva Europa la conforman los países donde los gobiernos desoyeron contundentemente a la mayoría de su población.

El criterio fue explícito, y no existe, creo, manera más dramática de decir: yo odio y desprecio la democracia. Quizá el ejemplo más extremo fue Turquía. A todos sorprendió que el gobierno turco tomara la misma posición que el noventa y cinco por ciento de la población, y por eso fue agriamente condenado por carecer de credenciales democráticas. Esta fue de hecho la palabra utilizada para describir la situación. Paul Wolfowitz, quien se suponía era el gran visionario, incluso condenó a los militares turcos porque no intervinieron para impedir que el gobierno tomara tal posición y los instó, les ordenó que se disculparan ante Estados Unidos por este deterioro de sus credenciales democráticas, y que aceptaran ayudar a Estados Unidos en el futuro. Todo esto ocurrió sin mayores comentarios de la prensa. Aunque, al decir verdad, algunos comentarios fueron realmente asombrosos. Por ejemplo, un prominente intelectual como Robert Kagan condenó lo que él llamó “el anti-americanismo conspiratorio y paranoide de la Vieja Europa y su afiebrada intensidad”, que quiere decir en realidad: “¿cómo pueden los europeos ser incapaces de comprender que somos nobles y que su tarea es la de servirnos?”.

Afortunadamente, hay figuras esclarecidas como Berlusconi y Aznar que lo entendieron y lo mismo ocurre con los ex-satélites rusos, donde ya tenían experiencia en la materia.

El más exitoso de esos satélites es Latvia. Cuando se le preguntó al ex ministro de relaciones exteriores de Latvia por qué su gobierno apoyaba a Estados Unidos aún cuando la población estaba abrumadoramente en contra, dio la respuesta correcta: “nosotros tenemos que saludar y gritar: ‘sí señor’. Nosotros tenemos que complacer a América, y así demostraremos nuestras credenciales democráticas”; todo esto sucedió sin un comentario de la prensa que presenciaba tan sorprendente declaración. Esto es todo un logro. No creo que muchos estados totalitarios puedan alcanzar ese tipo de impacto propagandístico. El odio y el temor de la Vieja Europa –Francia y Alemania sobre todo– tuvo una razón mucho más profunda que el miedo visceral y el desprecio por la democracia. Desde la Segunda Guerra Mundial ha habido una considerable preocupación relativa a la posibilidad de que Europa pudiera adoptar un curso de acción independiente de Estados Unidos. Durante la Guerra Fría esto se llamó el “miedo de una tercera fuerza”. No hay tiempo para hablar al respecto pero se están revelando datos interesantes con la apertura de los archivos de norteamericanos y rusos– sobre cómo esto influyó en los años cincuenta y los sesenta. La aparición de una tercera fuerza ha sido una preocupación central a lo largo de muchos años.

En 1973, el otro 11 de septiembre hirió a América Latina con el golpe de estado que derrocó a Salvador Allende, matando a varios miles de personas, equivalente tal vez a unos 60 mil en Estados Unidos haciendo algunas estimaciones bastante conservadoras. Ese 11 de septiembre, como saben, fue fuertemente apoyado y en parte instigado por Estados Unidos. Henry Kissinger expresó sus razones: la victoria de Allende podría ser un virus que propagaría su contagio no sólo por América Latina sino por todo el sur de Europa. Enviaría el mensaje de que una vía pacífica era posible para alguna forma de democracia social e independiente, y eso era inaceptable. De hecho, al mismo tiempo, en el sur de Europa, Estados Unidos estaba llevando a cabo extensas subversiones similares a la de Chile, sobre todo en Italia. Grandes operaciones de la CIA estaban bajo ejecución; de hecho, habían estado ocurriendo desde 1947 y continuaban a comienzos de los años ‘70 para impedir a la democracia italiana que funcionara, llegando inclusive a apoyar a elementos fascistas como de hecho ocurrió en Grecia.

Estados Unidos es un poder global; lo que está ocurriendo en un sitio está por lo general sucediendo en algún otro lugar. Y el temor ahí también era la propagación del contagio.

Incidentalmente, el Kremlin coincidió con esta política. Ellos también odiaban y temían el aumento del eurocomunismo y, poco después, cualquier forma de socialdemocracia. En Europa le temían como Kissinger, y ambos tenían la misma percepción. Este temor al desarrollo independiente exitoso es, creo yo, el tema nodal de la Guerra Fría, enmascarado bajo pretextos de seguridad por ambos lados.
Cuba es un caso muy notable. Los registros clasificados son sumamente esclarecedores al respecto, y estoy seguro de que ustedes saben sobre esto. El Zar y Metternich advirtieron el peligro del contagio de principios republicanos de las liberadas colonias americanas que podría minar el marmóreo orden de Europa, y Kissinger estaba probablemente citando al Zar y a Metternich cuando advirtió del contagio de Allende en Chile y de la socialdemocracia en Italia. No olvidemos que él es un experto de ese período histórico.

También en ese año, 1973, se declaró “el año de Europa”. Se celebraba su definitiva recuperación de la guerra y Kissinger pronunció un importante discurso llamado “El Discurso del Año de Europa”, en el cual le aconsejaba que velara por sus intereses regionales pero dentro de la estructura de orden dirigida por Estados Unidos. En otras palabras, “no vayan en una dirección independiente”. Y por supuesto este mensaje estaba especialmente dirigido a Francia y Alemania, el corazón industrial, comercial y financiero de la región. Si ellas decidían partir en un camino propio el resultado podía ser aterrador. Los pasos para expandir la OTAN y la Unión Europea, y la profunda preocupación que suscita ahora mismo la creación de una fuerza militar europea independiente, son todas cuestiones que caen dentro de esta vieja preocupación norteamericana.

Hay otra preocupación: el Nordeste de Asia. Es la región económica más dinámica en el mundo; está creciendo rápidamente; y su producto bruto conjunto es mucho más alto que el de Estados Unidos. Tiene en sus arcas alrededor de la mitad de las divisas en el mundo, está sumamente involucrada en el comercio mundial, y creciendo por encima de Estados Unidos y Europa. También es una región que podría integrarse y ser auto-suficiente. Posee gran cantidad de recursos de energía en Siberia Oriental y no hay grandes conflictos acerca de la construcción de oleoductos. La región alberga a algunas de las principales potencias industriales del mundo: Japón y Corea del Sur, con China incorporándose muy rápidamente. Estados Unidos está bastante preocupado porque la región pueda también alcanzar alguna forma de independencia, incluyendo su autonomía en términos de recursos energéticos. En tal caso se libraría del poder de veto que proviene del control de las fuentes de energía y las rutas de tránsito que detenta Norteamérica, un tema crucial para los intereses militares de Estados Unidos en el Medio Oriente y Asia Central. La gran pregunta se centra en el trazado que seguirán los oleoductos desde Asia Central y también sobre el rumbo que adopte Corea del Norte. Hay muchos otros temas sobre los cuales, otra vez, es imposible poder explayarme en este momento como desearía.

Los nuevos rostros de la carrera armamentista
Retomemos la idea inicial: la estrategia belicista de Seguridad Nacional es peligrosa incluso y especialmente para Estados Unidos. Los recursos tecnológicos actuales permiten atacar en cualquier parte, sin advertencia previa, y con una vigilancia tan pormenorizada que posibilita ver a automóviles atravesando las calles en alguna ciudad situada en las antípodas. Eso reduce la necesidad de bases militares en el extranjero y de aliados y –en principio y tal vez en la práctica– ofrece un método increíble de controlar al mundo mediante la violencia. También ofrece, muy probablemente, un método para destruir al mundo porque se sabe que estos sistemas son extremadamente peligrosos. Y, por supuesto, ante esto otros actores internacionales no permanecen indiferentes y reaccionan.
  Rusia, por ejemplo, ya ha respondido con un marcado incremento en su capacidad militar. El gasto militar fue aumentado en alrededor de un tercio en el último año, reaccionando a los planes de Estados Unidos exactamente como se suponía que lo haría. Hoy se está concentrando en la elaboración de misiles de mayor sofisticación y variedad, incluyendo submarinos más avanzados que cuenten con perfeccionados misiles intercontinentales.

Luego de que Estados Unidos desmantelaran el Tratado de Misiles Anti-Balísticos (ABM) Rusia se reposicionó, aparentemente, mediante la colocación de sus misiles en lo que se llama “Lanzamiento y Advertencia” (Launch and Warning), o lo que es lo mismo, respuesta automática, y esto es virtualmente una receta para destruir al mundo. Su deteriorado sistema de comando y control potencialmente garantiza un accidente, y las probabilidades de que esto ocurra se incrementarán a medida que estos sistemas militares se amplíen. Todo esto es bien sabido, y se puede leer todo al respecto en las revistas técnicas. Tan sólo dos semanas atrás, el Ministro de Defensa ruso, Sergei Ivanov, informó a la OTAN que Rusia está adoptando la doctrina de Bush del primer ataque, incluyendo el ataque nuclear contra una amenaza percibida. Bien, esa es la estrategia de Seguridad Nacional de Bush. Ahora el mundo es un lugar más inseguro, una vez que Rusia ha decidido seguir la iniciativa de Estados Unidos en materia estratégica. No se puede pretender reservar ese derecho exclusivamente para uno mismo; los rusos están siguiendo el ejemplo y presumiblemente otros reaccionarán de modo similar. Esta es la bien conocida lógica de la escalada.

Lo mismo es verdad en relación con la denominada Defensa Misilística. Esto ha sido perfectamente bien entendido por especialistas militares de China y Estados Unidos. De hecho, ambos utilizan los mismos términos y saben igualmente bien que la Defensa Misilística es un arma ofensiva. Lo que dicen estos analistas es que la defensa de misiles es no sólo un escudo sino también una fuente que suministra los medios necesarios para un primer ataque nuclear en la esperanza de sobrevivir a una represalia, con las consecuencias esperables. China está respondiendo exactamente como se esperaba mediante el incremento de su capacidad militar nuclear ofensiva, lo que obliga a India a responder de la misma manera, lo que a su vez fuerza a Pakistán a responder, y luego todo esto tiene sus efectos sobre Medio Oriente y en gran parte del resto del mundo.

Otra vez, todo esto es conocido, sólo que a estas amenazas, incluyendo amenazas de destrucción masiva, no se les presta la suficiente y debida atención. Más evidencia sobre el ranking de las amenazas fue producida en septiembre y octubre de 2002. El 19 de septiembre, dos días después del anuncio de la nueva estrategia de la Seguridad Nacional, la administración Bush liquidó los esfuerzos internacionales para fortalecer la Convención sobre Armas Biológicas (Biological Weapons Convention-BWC) que contemplaba el suministro de mecanismos de fiscalización y control que impedirían el desarrollo de las mismas. Poco después, el 23 de octubre, Estados Unidos bloqueó los esfuerzos realizados en las Naciones Unidas para impedir la militarización del espacio –que la ONU describió correctamente como un grave peligro para la paz y seguridad internacional– y también bloqueó esfuerzos tendientes a reafirmar un protocolo de 1925 prohibiendo la guerra bacteriológica, amenaza muy seria para Estados Unidos, probablemente imposible de impedir.

Un buen ejemplo son los ataques del ántrax: aún cuando el rastreo de este elemento condujo hasta un laboratorio federal, todavía no se ha descubierto de dónde provinieron esas acciones, lo que ilustra las dificultades existentes para impedir semejantes ataques. Los esfuerzos por prohibirlo fueron bloqueados por la administración Bush en octubre pasado. Desde 1999, Estados Unidos ha bloqueado esfuerzos por reafirmar y fortalecer el Tratado del Espacio Exterior de 1967 que prohíbe la militarización espacial. Éste también ha sido bloqueado desde el año 2000, y Washington también bloqueó negociaciones en la Conferencia sobre Desarme y Militarización del Espacio de las Naciones Unidas.

Recientemente, la Administración Bush anunció que ya no está limitada por el Artículo 6 del Tratado de No Proliferación Nuclear. Este artículo es el único que establece obligaciones para las potencias nucleares. Ya que se impone el compromiso de hacer esfuerzos de buena fe por eliminar las armas nucleares, sin embargo, todas las potencias lo han violado. De hecho, la administración Bush está desarrollando, de forma abierta y desembozada, nuevas armas nucleares que por supuesto hará que otros respondan de la misma manera.

Todas estas iniciativas aumentan los riesgos de supervivencia. Lo mismo es verdad en relación con la protección del medio ambiente: la negativa a aceptar los Protocolos de Kyoto y otros parecidos es bien conocido, y no hay absolutamente nada de nuevo en esto. Cualquiera que conozca algo de historia, incluyendo los acontecimientos más recientes, sabe que el registro histórico está repleto de ejemplos de líderes dispuestos a correr los riesgos de destrucción con tal de promover sus intereses de poder, dominación y enriquecimiento. La diferencia ahora es ante todo una diferencia de escala. Ahora las apuestas son mucho más altas. De hecho las apuestas son realmente la supervivencia de la humanidad.

La conclusión general, pienso, y parte de esto es la razón por la cual hay un sector de la élite que se opone a las formas peculiares de dominación auspiciadas por la administración Bush, es que la violencia es en efecto un poderoso instrumento de control. La historia así lo demuestra, pero los dilemas de la violencia no son insignificantes y debiéramos entenderlos en toda su complejidad.