lunes, 18 de enero de 2010

HAITI Los pecados de Haití Eduardo Galeano

A propósito de la tragedia que enluta al hermano pueblo de Haití, recomendamos la lectura de un escrito de Eduardo Galeano, fechado hace 14 años, el cual les compartimos por cortesía de nuestro amigo Raúl Leiva.

Los pecados de Haití

Eduardo Galeano

La democracia haitiana nació hace un ratito. En su breve tiempo de vida, esta criatura hambrienta y enferma no ha recibido más que bofetadas. Estaba recién nacida, en los días de fiesta de 1991, cuando fue asesinada por el cuartelazo del general Raoul Cedras. Tres años más tarde, resucitó. Después de haber puesto y sacado a tantos dictadores militares, Estados Unidos sacó y puso al presidente Jean-Bertrand Aristide, que había sido el primer gobernante electo por voto popular en toda la historia de Haití y que había tenido la loca ocurrencia de querer un país menos injusto.

El voto y el veto

Para borrar las huellas de la participación estadounidense en la dictadura carnicera del general Cedras, los infantes de marina se llevaron 160 mil páginas de los archivos secretos. Aristide regresó encadenado. Le dieron permiso para recuperar el gobierno, pero le prohibieron el poder. Su sucesor, René Préval, obtuvo casi el 90 por ciento de los votos, pero más poder que Préval tiene cualquier mandón de cuarta categoría del Fondo Monetario o del Banco Mundial, aunque el pueblo haitiano no lo haya elegido ni con un voto siquiera.

Más que el voto, puede el veto. Veto a las reformas: cada vez que Préval, o alguno de sus ministros, pide créditos internacionales para dar pan a los hambrientos, letras a los analfabetos o tierra a los campesinos, no recibe respuesta, o le contestan ordenándole:

-Recite la lección. Y como el gobierno haitiano no termina de aprender que hay que desmantelar los pocos servicios públicos que quedan, últimos pobres amparos para uno de los pueblos más desamparados del mundo, los profesores dan por perdido el examen.

La coartada demográfica

A fines del año pasado cuatro diputados alemanes visitaron Haití. No bien llegaron, la miseria del pueblo les golpeó los ojos.. Entonces el embajador de Alemania les explicó, en Port-au-Prince, cuál es el problema:

-Este es un país superpoblado -dijo-. La mujer haitiana siempre quiere, y el hombre haitiano siempre puede.

Y se rió. Los diputados callaron. Esa noche, uno de ellos, Winfried Wolf, consultó las cifras. Y comprobó que Haití es, con El Salvador, el país más superpoblado de las Américas, pero está tan superpoblado como Alemania: tiene casi la misma cantidad de habitantes por quilómetro cuadrado.

En sus días en Haití, el diputado Wolf no sólo fue golpeado por la miseria: también fue deslumbrado por la capacidad de belleza de los pintores populares. Y llegó a la conclusión de que Haití está superpoblado... de artistas.

En realidad, la coartada demográfica es más o menos reciente. Hasta hace algunos años, las potencias occidentales hablaban más claro.

La tradición racista

Estados Unidos invadió Haití en 1915 y gobernó el país hasta 1934. Se retiró cuando logró sus dos objetivos: cobrar las deudas del City Bank y derogar el artículo constitucional que prohibía vender plantaciones a los extranjeros. Entonces Robert Lansing, secretario de Estado, justificó la larga y feroz ocupación militar explicando que la raza negra es incapaz de gobernarse a sí misma, que tiene "una tendencia inherente a la vida salvaje y una incapacidad física de civilización". Uno de los responsables de la invasión, William Philips, había incubado tiempo antes la sagaz idea: "Este es un pueblo inferior, incapaz de conservar la civilización que habían dejado los franceses".

Haití había sido la perla de la corona, la colonia más rica de Francia: una gran plantación de azúcar, con mano de obra esclava. En El espíritu de las leyes, Montesquieu lo había explicado sin pelos en la lengua: "El azúcar sería demasiado caro si no trabajaran los esclavos en su producción. Dichos esclavos son negros desde los pies hasta la cabeza y tienen la nariz tan aplastada que es casi imposible tenerles lástima.. Resulta impensable que Dios, que es un ser muy sabio, haya puesto un alma, y sobre todo un alma buena, en un cuerpo enteramente negro".

En cambio, Dios había puesto un látigo en la mano del mayoral. Los esclavos no se distinguían por su voluntad de trabajo. Los negros eran esclavos por naturaleza y vagos también por naturaleza, y la naturaleza, cómplice del orden social, era obra de Dios: el esclavo debía servir al amo y el amo debía castigar al esclavo, que no mostraba el menor entusiasmo a la hora de cumplir con el designio divino. Karl von Linneo, contemporáneo de Montesquieu, había retratado al negro con precisión científica: "Vagabundo, perezoso, negligente, indolente y de costumbres disolutas". Más generosamente, otro contemporáneo, David Hume, había comprobado que el negro "puede desarrollar ciertas habilidades humanas, como el loro que habla algunas palabras".

La humillación imperdonable

En 1803 los negros de Haití propinaron tremenda paliza a las tropas de Napoleón Bonaparte, y Europa no perdonó jamás esta humillación infligida a la raza blanca.. Haití fue el primer país libre de las Américas. Estados Unidos había conquistado antes su independencia, pero tenía medio millón de esclavos trabajando en las plantaciones de algodón y de tabaco. Jefferson, que era dueño de esclavos, decía que todos los hombres son iguales, pero también decía que los negros han sido, son y serán inferiores.

La bandera de los libres se alzó sobre las ruinas. La tierra haitiana había sido devastada por el monocultivo del azúcar y arrasada por las calamidades de la guerra contra Francia, y una tercera parte de la población había caído en el combate. Entonces empezó el bloqueo. La nación recién nacida fue condenada a la soledad. Nadie le compraba, nadie le vendía, nadie la reconocía.

El delito de la dignidad

Ni siquiera Simón Bolívar, que tan valiente supo ser, tuvo el coraje de firmar el reconocimiento diplomático del país negro. Bolívar había podido reiniciar su lucha por la independencia americana, cuando ya España lo había derrotado, gracias al apoyo de Haití. El gobierno haitiano le había entregado siete naves y muchas armas y soldados, con la única condición de que Bolívar liberara a los esclavos, una idea que al Libertador no se le había ocurrido. Bolívar cumplió con este compromiso, pero después de su victoria, cuando ya gobernaba la Gran Colombia, dio la espalda al país que lo había salvado. Y cuando convocó a las naciones americanas a la reunión de Panamá, no invitó a Haití pero invitó a Inglaterra.

Estados Unidos reconoció a Haití recién sesenta años después del fin de la guerra de independencia, mientras Etienne Serres, un genio francés de la anatomía, descubría en París que los negros son primitivos porque tienen poca distancia entre el ombligo y el pene. Para entonces, Haití ya estaba en manos de carniceras dictaduras militares, que destinaban los famélicos recursos del país al pago de la deuda francesa: Europa había impuesto a Haití la obligación de pagar a Francia una indemnización gigantesca, a modo de perdón por haber cometido el delito de la dignidad.

La historia del acoso contra Haití, que en nuestros días tiene dimensiones de tragedia, es también una historia del racismo en la civilización occidental.



Tomado de:
Brecha 556, Montevideo, 26 de julio de 1996.

EL SALVADOR Discurso de Salvador Sánchez Cerén en el marco del XVIII Aniversario de los Acuerdos de Paz

Querid@s Amig@s, con gusto les compartimos el discurso del Compañero Leonel González


"Discurso de Salvador Sanchez Ceren

En el marco del XVIII aniversario de la Firma de los Acuerdos de Paz. Evento Realizado por el FMLN en el monumento del Cristo de la Paz.

lunes 18 de enero de 2010 - 08:54

ACUERDOS DE PAZ



A dos décadas de la firma de los Acuerdos de Paz, hoy celebramos el 18 aniversario marcado POR UN HECHO HISTÓRICO RECIENTE LA ALTERNABILIDAD EN EL GOBIERNO. HECHO QUE PONE A PRUEBA LA MADUREZ DE LA TRANSICIÓN, DEL AUTORITARISMO MILITAR A LA CONSTRUCCIÓN DE UNA SOCIEDAD DEMOCRÁTICA.



El triunfo del partido FMLN en las elecciones de marzo de 2009, obedece a la promesa de poner en marcha un programa de cambio que conducirá por voluntad del pueblo, a las transformaciones de las estructuras injustas, consolidados por largos años de gobiernos de derecha que dieron origen a una sociedad desigual, inequitativa, y generadora de pobreza.-



Estamos en pleno proceso de maduración de la cultura democrática de un pueblo que vivió largas décadas en una sociedad autoritaria. Considero que las angustias que se generan en los grupos de poder cuando se sustituyen los mecanismos de privilegios, por el establecimiento de mecanismos de derechos y prácticas democráticas, en ningún momento deberían ser factores de inestabilidad política, ni social, ni económica.



Por ello es importante que el pueblo avance a una práctica democrática participativa e incluyente ya que en esa medida será libre de desigualdades, libre de pobreza, características de esta nueva etapa de transición, que se inició con los acuerdos de paz el 16 de enero de 1992.



El enfoque transicional de la nueva etapa de la historia salvadoreña producto del acuerdo de paz, en construir una nueva cultura democrática determinada por la voluntad del pueblo, nos enseña que la característica participativa, es de primer orden. Están equivocados aquellos que consideran, que la alternabilidad en el gobierno, ESTA DETERMINADA POR LA CONTINUIDAD de las injusticias políticas implementadas por los gobiernos de derecha.



La voluntad popular expresada en las elecciones de 2009, se pronunció, mayoritariamente, por los cambios que conduzcan a verdaderas transformaciones de las estructuras de poder injustas, causantes de tanta desgracia y pobreza de nuestro pueblo. Esta transición requiere llevarse adelante, aplicando una celosa conducta respetuosa de nuestras leyes, de nuestra constitución, solamente en esa medida será ordenada y respetuosa del pueblo que es otra característica de nuestra transición. En el entendido, que la norma constitucional, es el producto del consenso de la sociedad en una etapa histórica determinada.



Por ello a mi juicio, las normas pétreas en materia constitucional es una aberración jurídica porque contradicen el anterior principio.



Son dieciocho años de nueva vida democrática en el Salvador, a partir de la firma de los acuerdos de paz, retomo dos párrafos del discurso del Comandante Schafik Hándal, del discurso en ocasión de la firma de los acuerdos de Paz en Chapultepec. El 16 de Enero de 1992, de su libro “Una guerra para construir la Paz” “El FMLN ingresa a la paz abriendo su mano, que ha sido puño y extendiéndola amistosamente a quienes hemos combatido como corresponde a un desenlace sin vencedores ni vencidos, con el firme propósito de dar comienzo a la unificación de la familia salvadoreña. Deseamos extender también nuestra mano al gobierno de Estados Unidos en busca de una nueva relación basada en dignidad y cooperación”



En otra parte del discurso expresa “Nosotros no estamos llegando a este momento como ovejas descarriadas que vuelven al redil, sino como maduros y enérgicos impulsores de los cambios hace mucho tiempo anhelados por la inmensa mayoría de los salvadoreños. El FMLN se enorgullece de prestar este servicio a la patria y hacer prestigio internacional pero esto nunca hubiera sido posible sin la participación y la brega de las fuerzas democráticas otrora agrupadas en el FDR que tanto enriquecieron nuestro pensamiento y abrieron a esta lucha tanto espacio por todos los caminos del mundo”.



Consecuente con esta visión de nuestro dirigente Schafik, hemos presentado iniciativas a los gobiernos anteriores de Arena y a todas las fuerzas sociales, políticas y económicas de avanzar a un nuevo entendimiento de país, sobre la base del diálogo, el entendimiento y en consenso. En el 2002 se desarrolló una conmemoración especial en ocasión de los 15 años de la firma de los acuerdos de paz, con presencia de las Naciones Unidas y el ex secretario general de la ONU, señor Javier Pérez de Cuellar, y realizamos intercambios con el gobierno de España en el conocimiento de su experiencia de cómo construyeron la transición del autoritarismo a la democracia y en acuerdos que ellos construyeron.



Por falta de una visión democrática, por parte del partido Arena, esa oportunidad fue desaprovechada para construir un nuevo entendimiento nacional.



A dieciocho años de la firma de los acuerdos de paz, hoy se presenta una nueva oportunidad de alcanzar un nuevo entendimiento nacional por el cambio y responder a nuestro pueblo, que aspira un nuevo proyecto de país que produzca en el corto y mediano plazo a procesos transformadores que construyan certezas, en la superación de las inequidades, las desigualdades, la impunidad, la inseguridad.



El FMLN hoy conforma el gobierno con la participación de otras fuerza políticas y productivas del país, expresamos nuestra voluntad de trabajar junto al gobierno, su presidente Mauricio Funes, las Fuerzas Aliadas y el pueblo en general por construir este entendimiento nacional, que haga realidad una estrategia por el cambio, que dé respuesta a la esperanza forjada por largos años de nuestro pueblo por una calidad de vida mejor.



El acuerdo de Paz puso fin a un largo conflicto armado, utilizando el diálogo, el entendimiento y el consenso, edificó un nuevo modelo de país basado en la pluralidad, en una reforma económico, político y social, es decir un nuevo entendimiento nacional a favor de nuestra Patria.



Como en los años 80 la crisis que ahora enfrenta la humanidad es muy profunda y requiere interpretarla con mucha responsabilidad, pero sobre todo requiere un pensamiento y un espíritu innovador, libre de todo dogma y temores al cambio. La crisis requiere una mentalidad comprometida con el cambio. Esta realidad ha creado un debate, entre los que consideran que es una crisis más y que pronto se superará y aquellos que la identifican como una crisis del sistema capitalista. La crisis que vive el sistema es integral, es crisis financiera, es crisis energética, crisis ecológica, crisis alimentaria, crisis ideológica, crisis moral, crisis del consumismo, no podemos dejarla de analizar integralmente, estudiosos de la problemática la caracterizan como una crisis de la civilización dominante.



En su mensaje del primero de enero del presente año “si quiere promover la paz, protege la creación” de su santidad Benedicto XVI, en ocasión de la jornada mundial de la paz, establece las amenazas a la paz y al auténtico desarrollo humano integral, y caracteriza como preocupante los peligros causados por el descuido e incluso por el abuso que se hace de la tierra y de los bienes naturales. Expresa también como en otros mensajes, la explotación inconsiderada de la naturaleza por el hombre y se conoce el riesgo de destruirla y de ser a su vez víctima de esa degradación. También nos llama a adoptar un modelo de desarrollo basado en el papel central del ser humano, consideramos que la crisis ecológica, nos brinda una oportunidad histórica para elaborar una respuesta colectiva orientada al cambio del modelo de desarrollo global, siguiendo una dirección mas respetuosa con la creación y de un desarrollo humano integral, también nos llama a un cambio de mentalidad efectivo que lleve a todos a adoptar nuevos estilos de vida.



Estas preocupaciones nos permiten percibir la dimensión de los retos que enfrentan nuestros pueblos, El Salvador no está excluido de este reto, por ello, conmemorar un nuevo aniversario de los acuerdos de paz nos debe llevar a esa reflexión, los acuerdos de paz le pusieron fin a un largo proceso de conflictividad interna, que estuvo animado por la voluntad del pueblo de construir un proyecto diferente al de las dictaduras militares.



Por largos años la esperanza y los ánimos de libertad, democracia y justicia de nuestro pueblo fueron siempre ahogados por sangrientas represiones y genocidios, se cometieron hechos de barbarie y de violaciones a los derechos humanos fundamentales del pueblo, levantando la bandera del anticomunismo.



En esa época, se masacró, se asesinó al pueblo salvadoreño, abriendo uno de los períodos mas difíciles para nuestro pueblo, el conflicto armado; una parte del pueblo tomó la valiente decisión de enfrentar con las armas a la dictadura militar. Fueron doce largos años del desarrollo por parte del FMLN, de la guerra revolucionaria , determinada por las ansias de libertad, de justicia, de dignidad de miles de combatientes patriotas que desarrollaron y construyeron uno de los ejércitos guerrilleros más poderosos de Latinoamérica y que también supieron en su momento tomar la decisión histórica de resolver el conflicto a través de la solución política negociada, en medio de una lucha política- social-diplomática y militar.



El proceso que condujo a la firma de los Acuerdos de Paz, requirió un intenso proceso de diálogo, alrededor de dos años, en ese tiempo se fueron alcanzando acuerdos parciales y su propósito era ponerle fin al conflicto armado por la vía de la solución política negociada, propósitos que fueron establecidos en el acuerdo de Ginebra del 4 de abril de 1990.



Después se alcanzaron otros acuerdos la agenda general y el calendario en Caracas, en mayo del mismo año, el acuerdo de San José sobre derechos humanos y la verificación internacional, en julio del 90 el acuerdo de México sobre fuerza armada, sistema judicial y derechos humanos, sistema electoral en 1991 en México, se definieron los acuerdos políticos para el desarrollo de la Reforma Constitucional y se creó la Comisión de la Verdad, el acuerdo de Nueva York en septiembre de 1991, el Acta de Nueva York del 31 de diciembre del mismo año, el Acta de Nueva York del 13 de enero de 1992, que finalizó la negociación sobre todos los temas que quedaron pendientes y finalmente el Acuerdo de Paz de El Salvador que fue firmado en el Castillo de Chapultepec, México el 16 de enero de 1992.



Estos dos años de intensa negociación y compromiso tuvo como antecedentes 10 largos años de enfrentamiento militar, en medio de este proceso se realizaron diálogos, que si no lograron ponerle fin a la guerra permitieron humanizar el conflicto, el rol de la iglesia católica fue determinante, en alcanzar acuerdos sobre tratamiento a los heridos en combate, el canje de prisioneros y facilitar los primeros entendimientos humanitarios entre las partes.



El proceso de negociación salvadoreño, se desarrolló sin que parara el conflicto armado, que le da al proceso su originalidad, es hasta la firma definitiva que se logra el cese del fuego y poner en práctica la implementación de los acuerdos paz.



El entorno nacional e internacional fue un contexto, que incidió, pero fueron las condiciones propias las que permitieron que se pusiera fin al conflicto por la vía de la solución político negociada.



A dieciocho años de la firma de los Acuerdos de Paz y a veintinueve años del inicio del conflicto armado, cabe preguntarse ¿Cuánto hemos avanzado en la reconstrucción de la democracia en El Salvador a pesar de la situación económica y social agobiante y la desesperación por el incremento de la violencia, que podría caracterizarse como una guerra social?.



Es importante reconocer el avance democrático de El Salvador, el cumplimiento de los acuerdos pactados, es un logro, la alternabilidad en el gobierno, ha sido un paso significativo, pero es importante reconocer que el no haber cumplido estrictamente con el espíritu de los acuerdos pactados, ha sido un factor para que continúen mecanismos de impunidad, la criminalidad y la delincuencia, la pobreza, la desigualdad, la injusticia social.



Finalizado el conflicto armado con la firma de los acuerdos de paz se pusieron en marcha dos procesos de transición, el establecido con la firma de los acuerdos de paz y la transición no pactada, la implementación de la transición neoliberal, políticas que fueron contradictorias con la transición pactada.



Hoy tenemos una nueva oportunidad para superar las deficiencias de los acuerdos incumplidos, como el acuerdo económico social, las recomendaciones de la Comisión de la verdad, reorientar aquellos acuerdos que fueron desnaturalizados es su espíritu y letra entre ellos la reforma judicial, electoral, la Policía Nacional Civil y establecer un nuevo acuerdo en materia de seguridad ciudadana, por la Reforma Fiscal, reconciliación, pactar una nueva política económica que dinamice la recuperación económica y un nuevo pacto de transformaciones sociales.



En este nuevo aniversario después de dieciocho años de la firma, queremos rendir un homenaje a todos los patriotas combatientes del FMLN y la Fuerza Armada de El Salvador, que ofrendaron sus vidas por construir un nuevo país, al pueblo salvadoreño, a todos aquellos padres, madres, hermanos, hijos, que ofrendaron sus vidas, queremos honrar a todos ellos y ha nuestro querido compañero y comandante Schafik Hándal.

A todas las víctimas del conflicto, a todos sus familiares, a sus hijos e hijas, el FMLN les pide perdón, y a todo el pueblo salvadoreño afectado por nuestras acciones militares, nuestra muestra de reparación lo ha constituido estos dieciocho años, de nuestra vida política electoral, hemos dedicado la mejor parte de nuestro esfuerzo a construir un nuevo camino de democracia y justicia, al convertir en el centro de nuestro quehacer el bienestar de cada uno de ustedes, ese es el ideal que nos guía, esa es nuestra principal reivindicación, construir una nueva era de cambios en donde el pueblo sea el artífice de su destino.



Salvador Sánchez Ceren

Firmante de los Acuerdos de Paz

16 de enero de 2010



EL SALVADOR Discurso del Presidente Funes en la Conmemoración del 18 Aniversario de los Acuerdos de Paz

Querid@s amig@s, con mucho gusto les transcribimos el Discurso del Presidente Funes.

"18 aniversario de la firma de los Acuerdos de Paz

16 de enero de 2010

En primer lugar quiero aprovechar esta tribuna publica para enviar un mensaje de solidaridad y de acompañamiento al hermano y gobierno de Haití por la tragedia que está enfrentando, este gobierno a querido colaborar con una pequeña pero simbólica ayuda enviando inmediatamente una brigada de rescatistas del Cuerpo de Bomberos Nacionales que también va a ser acompañada dentro de pronto por miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional Civil, también por instrucciones de la Secretaria de Inclusión Social hemos enviado un importante esfuerzo nacional para hacer posible llevar alimentos, medicinas, tiendas de campaña que de alguna manera pueden ayudar ha aliviar la tragedia que enfrentan nuestros hermanos y hermanas de Haití.

En este 18 aniversario de la firma de los Acuerdos de Paz recuperamos su celebración como un acto de reconocimiento de la trascendencia histórica de los mismos. es por lo tanto un honor para mi presidir este acto  y sentirme acompañado por las más altas autoridades de nuestro país, por representantes del cuerpo diplomático y organismos internacionales, por los legítimos representantes del pueblo, alcaldes y alcaldesas, diputados y diputadas, por directivos empresariales y de organizaciones sindicales y sociales, a todos sinceramente les agradezco su presencia esta mañana.

Pero también agradezco a los miles de salvadoreños y salvadoreñas que desde sus hogares nos acompañan a través de los medios de comunicación, muy especialmente agradezco a todos aquellos que directa e indirectamente han sufrido las consecuencias del conflicto armado que finalizó, precisamente con los Acuerdos de Paz que hoy recordamos cuyos representantes me acompañan acá.

Cuando la mayoría del pueblo salvadoreño dio su voto para que este servidor llegara a la Presidencia de la República, no solo medio sus respaldo sino que también dio el mandato de transitar por el sendero del cambio, no nos indicó caminar por la vía de la confrontación, la lucha, las tranformaciones violenta y menos la profundización del antagonismo entre hermanos y hermanas.

Tampoco el pueblo salvadoreño pidió seguir en la senda de la desigualdad, la injusticia, el atraso y la pobreza. El pueblo salvadoreño quiso mirar de frente su realidad, su pasado y su presente, pero sobre todo su futuro para comenzar un camino de unidad y progreso para todos, para lograr una reconciliación que no se alcanza con la negación de la historia, por el contrario con la verdad y la justicia.

Como afirmó Louis Joinet, Relator de las Naciones Unidas en la lucha contra la impunidad, abro comillas “para pasar la pagina hay que haberla leido antes”. Creo por tanto este acto es un reflejo de la voluntad de los salvadoreños y salvadoreños  por recuperar la importancia del 16 de enero como fecha clave por retomar el espiritu de esos acuerdos que constituyeron el mayor contrato social de la historia de El Salvador.

La verdad y la justicia entonces como fundamentos de la reconciliación nos obligan a reconocer los avances decisivos que los Acuerdos de Paz han tenido en la pacificación y en la democratización  de la vida política del país, así como nos llevan a dmitir deudas que al no ser saldadas constituyen un obstáculo para la unidad y fraternidad del pueblo salvadoreño.

Esa es mi intención esta mañana, leer una página importante de nuestro pasado reciente, para avanzar hacia el futuro con las heridas curadas, con  el pasado resuelto y con la paz que supone para el espíritu dejar atrás una etapa tan dolorosa como trágica.

El mensaje que quiero transmitirles hoy es parte de una deuda que el Estado salvadoreño contrajo hace 18 años con todos sus ciudadanos y es mi responsabilidad en este momento como máximo representante del Estado reconocer esa deuda y comenzar a saldarla.

En virtud de una lectura conciente, ecuánime y responsable de la letra y el espiritu de aquellos acuerdos, he tomado una resolución que quiero transmitirles y a la que otorgo verdadera trascendencia histórica.

Como titular del Organo Ejecutivo de la nación y en nombre del Estado salvadoreño, en relación  con el contexto del conflicto armado interno que concluyó en 1992, reconozco que agentes entonces pertenecientes a organismos del Estado, entre ellos las Fuerzas Armadas y los cuerpos de seguridad pública, así como otras organizaciones paraestatales, cometieron graves violaciones a los derechos humanos y abusos de poder, realizaron un uso ilegítimo de la violencia, quebrantaron el orden constitucional y violentaron normas básicas de la convivencia pacífica. Entre los crímenes cometidos se cuentan masacres, ejecuciones arbitrarias, desapariciones forzadas, torturas, abusos sexuales, privaciones arbitrarias de libertad y diferentes actos de represión. Todo estos abusos fueron ejecutados, en su mayoría, contra civiles indefensos ajenos al conflicto.

Reconozco públicamente la responsabilidad del Estado ante esos hechos, tanto por acción como por omisión, puesto que era y es obligación del Estado proteger a sus ciudadanos y garantizar sus derechos humanos.

Por todo lo anterior, en nombre del Estado salvadoreño, pido perdón.

Pido perdón a los niños, pido perdón en nombre del Estado salvadoreño a los niños y niñas, jóvenes, mujeres y hombres, ancianos y ancianas, religiosos, campesinos, trabajadores, estudiantes, intelectuales, opositores políticos y activistas de los derechos humanos.

Pido perdón a quienes no han podido terminar su duelo por desconocer el paradero de sus seres queridos.

Pido perdón a los mártires que con su vida defendieron la paz y nunca han visto reconocido su sacrificio.

Pido perdón a las madres y padres, a los hijos e hijas, a los hermanos y hermanas.

Pido perdón a todos y cada uno de los afectados y sus familiares, a todos los que durante años han llevado el drama en su corazón sin el amparo de sus instituciones.
A algunas de estas víctimas los tribunales internacionales ya les han reconocido su derecho al perdón; a ellos, por supuesto, también dirijo esta petición. A todos hago llegar mi más alto respeto.

Que este perdón sirva para dignificar a las víctimas, que les ayude a aliviar su dolor y contribuya a sanar sus heridas y las de todo el país. Que este gesto contribuya a fortalecer la paz, a cimentar la unión nacional y a construir un futuro de esperanza.

El 16 de enero de 1992 El Salvador firmó con sus Acuerdos de Paz el compromiso de decir "nunca más" a muchas cosas, nunca más a las violaciones de derechos humanos, nunca más al uso de la violencia, nunca más al abuso de las instituciones, nunca más a la represión para silenciar ideas.

Hoy  este día sumamos otro “nunca más” a esa lista. Nunca más darle la espalda a las víctimas, nunca más negar nuestra realidad.

Este reconocimiento y petición de perdón que hoy formulamos, nos lleva, a partir de este momento, a asumir como objetivo estratégico de la gestión gubernamental la dignificación de las victimas, sin la cual este acto no tendría sentido y sumaría una nueva frustración.

Con este objetivo he decidido la creación de una Comisión que tendrá como finalidad única proponer a la Presidencia la República la adopción de medidas para la reparación moral, simbólica y material, dentro de las posibilidades que las finanzas del Estado nos brindan y con la obligación de ofrecer resultados concretos en tiempo y forma. integrarán la Comisión representantes de los Ministerios de la Defensa Nacional, de Relaciones Exteriores, de Salud; de Hacienda y de la Secretaría de Inclusión Social de la Presidencia. y se invitará a la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos, que actué en calidad de observador con estatus consultivo.

El camino de la dignificación de las victimas ha comenzado en el nuevo El Salvador y hoy tiene su expresión más alta y decidida, este gobierno ya ha puesto de manifiesto una nueva visión de la gobernabilidad del país, rescatando el espíritu de la agenda de democratización y derechos humanos de los Acuerdos de Paz. La creación del Consejo Económico y Social retoma el espíritu del Foro Económico y Social contenido en los Acuerdos.

Hemos abierto espacios institucionales de diálogo en la Cancillería con las organizaciones defensoras de los derechos de las víctimas y hemos alcanzado acuerdos importantes con ellas.

El pasado 18 de noviembre por decisión de la Presidencia de la República el Estado salvadoreño otorgó la Orden José Matías Delgado, grado Gran Cruz Placa de Oro a los sacerdotes jesuitas asesinados en 1989, ustedes recordaran que fue justamente en Casa Presidencial, en el Salón de Honor donde tuve la oportunidad, el 16 de noviembre, el mismo día en que fueron asesinados los sacerdotes jesuitas y dos de sus mas cercanas colaboradoras, de otorgar esta condecoración a sus familiares y amigos.

Hoy quiero anunciarles, también que, una vez concluida esta intervención, firmaré el Decreto de Creación de la Comisión Nacional de Búsqueda de Niños Desaparecidos, comisión que reunirá los estándares requeridos por la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Esta decisión no es tan sólo un acto simbólico, es además, un acto ejecutivo de alivio y reparación a uno de los sectores de las víctimas que más ha luchado por sus derechos y que encarnó el esfuerzo de muchos años del padre ya fallecido, nuestro hermano Jon Cortina, a quien hoy rendimos nuestro homenaje y expresamos nuestra gratitud.

El Poder Ejecutivo se compromete a prestar la más amplia y activa colaboración con las autoridades competentes nacionales e internacionales que investigan causas emanadas de la violación de los derechos humanos. Es obligación del Estado hacerlo y este Presidente no eludirá su responsabilidad.

Señoras, señores:

Otro capítulo de los Acuerdos de Paz en que el Estado salvadoreño está comprometido y no ha cumplido con su obligación, es garantizar los derechos y satisfacer las demandas de los lisiados de guerra. En este sentido, existe una deuda dejada por anteriores administraciones que no cumplieron con el pago obligatorio de las pensiones.

Mi gobierno atenderá, por supuesto, a esa legítima demanda en los plazos que lo permitan nuestras finanzas y a partir de un acuerdo con los afectados. Para ese efecto instalaré, a partir de la próxima semana, una mesa de diálogo y negociación con representantes de las organizaciones de lisiados y discapacitados a causa del conflicto armado y delegados del gobierno para establecer el monto de la deuda, la forma y tiempo de pago.

Quiero informar, en este aspecto, en los próximos días estará plenamente operativo el Fondo de Protección de Lisiados y Discapacitados a Consecuencia del Conflicto Armado, con programas de reinserción social y productiva, en materia de capacitación, apoyo productivo, salud mental, inserción laboral, construcción de un taller de fabricación de prótesis y un sistema de crédito institucional.

Queridos salvadoreños y salvadoreñas:

A partir de hoy, como fecha simbólica, iniciamos una nueva relación del Estado con las organizaciones de derechos humanos y protectoras de lisiados y discapacitados, las que a partir de ahora tendrán en este gobierno un aliado que colaborará activamente en su tarea.

Este reconocimiento de procederes ilícitos, su consecuente aceptación de responsabilidad y el necesario pedido de perdón que hoy formulamos no debe ser aprovechado por ningún sector minoritario para intentar llevar discordia y divisiones al seno de la comunidad salvadoreña.

Necesitamos actos de amor, nunca más de odio.
Necesitamos actos de dignificación, nunca más de daño.
Necesitamos actos de solidaridad, nunca más de egoísmo.
Somos concientes que las causas estructurales que llevaron al conflicto armado están aún –muchas de ellas- sin solución, sin respuesta, sobre todo aquellas de naturaleza económica y social.

Este gobierno del cambio ha comenzado un proceso que tiene como fin el desarrollo económico, la justa distribución de la riqueza y la inclusión social plena. Considero, entonces, mi labor como una respuesta al espíritu que animó la firma de los Acuerdos de Paz en 1992, en el sentido más pleno: profundizar los valores de democracia, de la unión y concertación nacional y de compromiso social, especialmente con los más necesitados y vulnerables.

Por ello reafirmo también hoy mi opción preferencial por los pobres, tal como lo enseñara nuestro obispo mártir y guía espiritual de la nación, Monseñor Oscar Arnulfo Romero.

Nuestro país aún necesita transitar el camino hacia la democracia plena, que implica no sólo el ejercicio sistemático del voto, sino también garantizar la igualdad de oportunidades y la justicia social. No habrá paz duradera, no habrá concordia mientras persistan las distintas formas de la inequidad, la miseria, el atraso y la exclusión de las grandes mayorías de la educación y de la salud de calidad, del mercado laboral, de la cultura y del progreso social.

Ese rumbo será posible solo en el marco de la unión nacional. Las luchas políticas de la democracia no pueden ni deben comprometer ese camino que es el que el pueblo salvadoreño ha elegido: el camino de la paz, convivencia, fraternidad, el amor al prójimo.

Como siempre he dicho: cada salvadoreño es nuestro hermano, cada salvadoreña es nuestra hermana.

Muchas gracias a todos nuevamente por su presencia en este acto.
Gracias a las víctimas y sus familias por recibir mi petición de perdón en nombre del estado salvadoreño.

QueDios les bendiga a El Salvador.
QueDios bendiga al pueblo salvadoreño.
QueDios bendiga a El Salvador.

Muchas gracias".


Regresamos...

Después de un prolongado receso, estamos nuevamente con Ustedes. Les deseamos a tod@s un feliz y provechoso año 2010 en lo personal y avances en el logro de la equidad y la consolidación de la democracia en nuestro país.