jueves, 26 de agosto de 2010

EL SALVADOR Entrevista con Julia Evelyn Martínez, Directora del ISDEMU Parte III EL FARO

Lo que está haciendo usted es hacer a las muchachas depositarias de una tradición machista y violenta contra las mujeres.


Es que no son las muchachas. Eso es lo que quieren hacer creer los medios de comunicación. ¿Qué siente usted cuando ve una cachiporrista?, pero respóndame sinceramente, ¿qué ve?




Le aseguro que me han obligado ustedes por primera vez a voltear a ver a las cachiporristas. Pero volviendo al ejemplo de prohibir tirar basura. Con ello quisiera un efecto inmediato: que la basura no esté en la calle por los efectos que tiene. Pero entiendo que la prohibición de las cachiporristas busca un efecto ulterior, un efecto en la conciencia. 


En la conciencia. ¡Eso, usted lo ha dicho! No lo pude... sí, eso, queremos incidir en la formación de la conciencia.




No sirve, creo yo.


¿Cree usted?




No sirve prohibir para trabajar la conciencia. Es como que dijera te prohíbo creer que las mujeres son objetos sexuales.


Ya, ya, entonces viene la segunda parte porque estas medidas no son solo prohibir.




¡Sancionar! 


No, no, no. Viene la... no, sancionar sí a los directores y a las directoras que no cumplan. Eso sí quiero decir, que sí hay sanción, pero no a las chicas. Ellas simplemente son menores de edad y ellas están...




Objetizadas. 


¡Objetizadas! Ese no es el punto, ellas no son responsables de eso.




¿Existe el término objetizado?


No sé.




Me lo acabo de sacar de la manga.


A mí me gustó y yo lo utilizo. Pero quiero decirle la otra parte: vienen otras maneras de que participen las niñas y las adolescentes, viene, por ejemplo baile y no solamente crea que el baile folclórico, sino baile moderno. Viene gimnasia rítmica, en la que participen hombres y mujeres, haciendo pirámides y todo, figuras, hombres y mujeres, no solamente mujeres. Y no es eso de que haya cachiporros, no, es otra cosa. 




¿Y si les diera a elegir? ¿Cómo poder medir el impacto de una medida que busca transformar conciencias si no a través de la posibilidad de elegir, por ejemplo? 


Ay, mire, eso a mí me... Su libertad, alguna cuestión de libertad de elegir, esto se parece a un editorial que sacó el señor Altamirano en El Diario de Hoy.




Ah, no, no, no, no, yo no la he insultado. 


No, es que él hablaba de que se estaba transgrediendo el derecho a elegir y hablaba de un famoso economista, Milton Friedman, que es como el padre del neoliberalismo moderno. Yo soy profesora de economía en la UCA. Milton Friedman hace una excepción en la libertad de elegir: siempre y cuando no se trate de menores de edad. Porque estos menores lo que tienen son derechos y los derechos se tutelan, los derechos se protegen. Ahora, con mayores de edad, que elijan lo que quieran, pero cuando se tratan de menores de edad es responsabilidad del Estado, que no se la está inventando este gobierno. Como yo lo he escuchado en algunas radios juveniles hay una niña cachiporrista que dijo: “¿Y si nosotros queremos vender nuestros cuerpos?”, dijo, “¿Y qué, si es nuestro cuerpo?” No, o sea, usted puede decidir prostituirse pero siempre y cuando sea mayor de edad.




Está diciendo prostituirse...


Estoy hablando de que usted no puede dejarle solamente a las familias la responsabilidad sobre la tutela de sus derechos. No es lo que hace más popular al Estado o a las políticas públicas, por ejemplo, en las franjas juveniles o en las discotecas, ahora que ya no van a poder tener la oportunidad de este espectáculo gratuito que les generaba muchas entradas a muchas discotecas y barra show, de niñas y adolescentes que después de los desfiles o en su tiempo libre las llevan a las discotecas y a las barras show a que vayan a replicar esas rutinas de cachiporristas, se da y se sabe que existe.




Yo me refiero a más allá de la legalidad, si me preguntan ¿es legal la medida que han tomado? ¡Claro que es legal! Por supuesto que el Ministerio puede...


Pero usted puede preguntar si es ético, no solamente es si es legal.




¿Y si preguntamos si sirve? El objetivo, insisto, que he entendido, es transformar la conciencia. 


Conciencia. Gracias por eso, me gusta, voy a empezar a utilizar esa manera de decirlo.




Si la idea es hacer esto, la pregunta tiene que ver con eso: ¿sirve o no sirve?


Yo creo que el cambio cultural... es que no es dejar de elegir, ya dije que no aplica para menores, es tutelar derechos.




Sigue insistiendo en temas legales. ¿Qué pasa si a esa misma chica que puede decidir ser cachiporrista o quiere aprender circo o teatro o a resolver el Álgebra de Baldor o yo qué sé? Es decir, la posibilidad de transformar su conciencia, ¿no deriva más de la posibilidad de elegir que de una prohibición? ¿No es siempre esta alternativa más útil para transformar la conciencia que prohibir?


¿Sabe qué podríamos pensar? No lo sé, yo lo estoy improvisando en este momento, no es que sea parte de la estrategia, pero se me ocurre que a lo mejor se podría pensar en que esto fuera una medida de carácter temporal para darles a las chicas la oportunidad de que tengan otras opciones de participación porque por el momento no las tienen, y pasado un tiempo -después de que se haga un análisis- se vuelva a permitir la medida. Y en ese momento ellas puedan tomar una decisión. No es parte en este momento de la estrategia, pero escuchando sus argumentos se me ocurre que podría ser una medida de carácter temporal como las que plantea CEDAW, que dice que el Estado lo que debe aplicar son medidas de carácter temporal para promover una equiparación de derechos y la no discriminación de las mujeres y a lo mejor ya las chicas con otra formación de conciencia no van a querer ser cachiporristas, ya no van a querer ser colirio de nadie. 




Bueno, uno siempre quiere ser colirio de alguien. Dígame si no.


No sé, nunca me he visualizado como colirio, pero bueno, dígame...




Haciendo un breve paréntesis con esa medida. ¿A usted le molestaría que alguien la considerara colirio? Si lo piensa bien, así tan tan tan feo no suena, ¿no?


Pues mire, si eso no implicara que me está acosando, si eso no me hace sentir incómoda, si eso no significa que me está considerando una persona de segunda categoría, y eso no va a dar lugar a una situación de violencia, pues se lo podría aceptar.




¡Sin tantas condiciones! Simplemente al hombre le gusta usted y se lo dice. ¡Qué miedo me daría a mí ser su novio y piropearla!


Hay que diferenciar entre el acoso y la galantería, ahí son cosas distintas.




Es como una parte del cortejo decirle cosas bonitas a la chica.


No.




¿Ya no? No me asuste usted con eso.


Hoy hay que tener cuidado con eso. Sabe que ahora en muchas oficinas públicas... porque esa es otra cosa que no se toca. 




¿Me permite que hablemos del acoso sexual en instituciones públicas?


Sí, hablemos.
En las instituciones públicas el acoso sexual, ese piropo, ese galanteo, ese cortejo, se ha considerado durante mucho tiempo una cuestión natural y que no se puede erradicar porque las mujeres son lindas, bellas y hay que admirarlas... y todo en las instituciones públicas. Y eso ha llevado a casos muy graves de hostigamiento sexual y de acoso sexual en señoritas muy lindas, con buena presencia, pero a su vez muy inteligentes, muy preparadas; que cuando llegan a una oficina pública a ser la asistente o la técnica de una oficina gubernamental el jefe inmediato, no importa el rango, vamos desde un ministro hasta un director o jefe de lo que sea, se siente en derecho de hacerle esos piropos, de insinuársele sexualmente e incluso de obligarle a que mantenga relaciones sexuales para mantener su empleo. En Isdemu, a partir del primero de mayo de este año, inauguramos una ventanilla especial para recibir casos de acoso sexual en instituciones públicas.




Cuéntenos. 


No, no les puedo decir porque una característica es que es confidencial, porque tenemos que respetar el debido proceso. Pero pregúnteme mejor a dónde no hemos encontrado.




¿Dónde?


Difícil de decírselo.




¿En el Isdemu?


Sabe que en Isdemu no encontré, no en este momento... pero mire, hemos recibido denuncias de la Policía Nacional Civil, de la Academia Nacional de Seguridad Pública, de la Alcaldía Municipal de San Salvador, del Instituto Salvadoreño del Seguro Social, del Ministerio de Salud, del Ministerio de  Educación.




¿De Presidencia de la República?


De eso no hemos recibido, se lo juro. De ahí no hemos recibido. Yo no sé si es... no sé qué pasa, pero de ahí no hemos recibido... de la Lotería Nacional de Beneficencia...




¿Secretaría de Inclusión Social? 


Fíjese que no he recibido. Le doy mi palabra que no he recibido. Pero hemos recibido... y a mí me dijo una vez el director del Seguro Social, una vez que yo llegué a hablarle de un caso de acoso sexual, me dijo: “Es que es bien difícil porque aquí estamos en una sociedad en donde esto se ve como natural, está tan arraigado que así siempre va a ser”.




FUENTE: http://www.elfaro.net/es/201008/el_agora/2300/?st-cuerpo=2

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